girasol

El alto precio del aceite de oliva dispara el interés de los productores en el girasol alto oleico por su gran demanda

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El cultivo de girasol tuvo su año de gloria en Extremadura el pasado año ante las dificultades de regadío por un lado, y el aumento de sus precios en origen ante la guerra en Ucrania, uno de los grandes productores mundiales. En la actual campaña, los acuerdos del Mar Negro para dar salida al girasol ( y otros cereales) ucraniano han rebajado las expectativas de precios, lo que unido a la mayor disponibilidad de siembra de otros productos hará que la campaña sea sensiblemente menor. Con expectativas por debajo de las 9.000 hectáreas, que era la media de las últimas campañas antes del “boom” del pasado año.

En España se sembraron el pasado año 900.000 hectáreas de girasol, un 40% más que una campaña normal. Hay que tener en cuenta que los costes del girasol solo subieron entre un 10 y un 15%, frente al 40% de media del resto de cereales.

Dentro de las variedades de girasol, el que mejor rentabilidad está dando en cuenta a precios es el alto oleícola, con gran demanda entre las empresas extractoras de aceites vegetales ante su buena salida comercial en el canal de Hostelería y Restauración. La fuerte subida de los precios del aceite de oliva en origen beneficiará según los expertos a este tipo de cultivo.

La Asociación Española del Girasol (AEG) destaca el interesante diferencial de precio que tiene en estos momentos el girasol alto oleico, segmento que ya supera el 40% en España, y “cada vez más la mejora genética ha hecho que el agricultor pueda encontrar variedades con magníficas características agronómicas y adaptación que, con un precio de cosecha superior, pueda aumentar su rentabilidad”. España es un país deficitario en girasol, importando todos los años entre 400.000 y 500.000 toneladas tanto de pipa como de aceite.

Maíz, arroz, tomate y tabaco, los cultivos que más superficie perdieron en el año 2022

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Girasol con 14.000 has más y trigo blando con 16.000 has más, los que más crecieron por el efecto de Ucrania

El año 2022 pasará a la historia agrícola de Extremadura como uno de los más complejos de las últimas décadas. Por la tormenta perfecta provocada por la fortísima subida de los costes y insumos tras la guerra de Ucrania en la actividad agraria, ganadera y agroindustrial -entre ellos los energéticos- unida a las restricciones de riego provocada por muchos meses de sequía y las elevadas temperaturas en primavera y verano. Un panorama de trastocó notablemente el mapa de cultivos habituales en el regadío regional y los planes de miles de agricultores que no supieron hasta el último momento se podrían sembrar, con qué cultivo hacerlo y en qué cantidad.

Los datos del Avance de cultivos y superficies del Ministerio de Agricultura dibujan una radiografía con cuatro cultivos que se vieron seriamente perjudicados: el maíz que se dejó 21.400 hectáreas; el arroz, del que se dejaron de sembrar en torno a 19.000 hectáreas; el tomate para industria, que perdió unas 5.000 hectáreas y el tabaco en las comarcas cacereñas que se redujo en unas 2.000 hectáreas. Entre los cuatro se dejaron de sembrar 47.500 hectáreas de cultivos muy arraigados y muy importantes para el regadío regional, especialmente en las Vegas del Guadiana (maíz, tomate y arroz) y en las del Tiétar y Alagón en el caso del tabaco. En este último cultivo, la menor superficie no solo tuvo que ver con la disponibilidad de regadío sino también con otros factores que están presionando al sector tabaquero regional, entre los que destaca los precios pagados por la industria.

En el caso del cultivo del maíz, le menor superficie se tradujo en pasar de 572.000 toneladas de producción en el año 2021 a las 282.000 tn del pasado año. Y el caso del arroz, de 151.602 tn en el año 2021 a las 14.000 tn en esta pasada campaña.

Esta situación provocó por primera vez en muchos años miles de hectáreas de regadío se dejaran en barbecho sin cultivar. Solo un cultivo industrial creció en el 2022 de forma significativa en la región en número de hectáreas: el girasol, que subió en 14.000 hectáreas impulsado por las sus buenas cotizaciones en origen así como por su menores necesidades hídricas frente a otros cultivos en el regadío. La producción regional de girasol se duplicó hasta las 24-500 toneladas, aunque con rendimientos más bajos de los esperados en un principio.

Cereales
La guerra de Ucrania también se ha dejado notar en la actividad cerealística del campo extremeño. Un cultivo que creció en hectáreas de forma significativa en la región fue el trigo blando, que paso de 67.530 has en el año 2022 a un total de 82.500 has en el 2022, de ellas 78.000 has en la provincia de Badajoz con una producción estimada de 216.000. La crisis de Ucrania y su impacto en el comercio mundial de cereales fue clave en esta fuerte subida de la superficie plantada.  En el caso de la cebada, la subida fue mucho más reducida, pasando de 48.160 has a un total de 50.700 has, concentrándose sobre todo el incremento en la cebada de dos carreras. En el caso del cultivo de la avena, la superficie decreció en 3.500 hectáreas, hasta las 49.700, y en el del centeno la superficie no llegó a las 100 has.

El Avance de Cultivos y Superficies del Ministerio de Agricultura muestra como el año pasado se sembraron en Extremadura 2.700 has de garbanzos, 6.300 has de guisantes secos, 950 has de altramuz dulce, 670 has de patatas de media estación, 17.166 has de veza forrajera, 2.330 has de alfalfa, 575 has de pimientos de conserva, 530 has de ajo, 105 has de calabacín, 70 has de berenjenas y 50 has de cebollas.

El cultivo de girasol extremeño triplica su superficie con la vista en un buen precio final por tonelada

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En Castilla y León y Andalucía, las cotizaciones oscilan entre 630 y 680 euros/tn para el convencional

Hacía muchos años que no se veían tantos campos de girasol en Extremadura como en esta campaña de verano. La situación de sequía persistente, con el nivel de los pantanos en mínimos, obligó a limitaciones drásticas en muchas zonas del regadío regional quedando el girasol como una de las pocas alternativas viables a esas alturas del año.

Las estimaciones de Cooperativas Agroalimentarias de Extremadura a mediados de junio apuntaban a un total de 24.100 hectáreas en la región, unas 16.000 más que en la campaña anterior cuando se plantaron apenas 8.000 hectáreas. La mayor parte de las plantaciones de girasol se han concentrado en la provincia de Badajoz con unas 20.600 hectáreas. Aunque en el caso de la provincia de Cáceres, especialmente en área del Canal de Orellana, la subida también ha sido considerable al pasar de apenas 450 hectáreas en toda la provincia a unas 4.500 hectáreas.

El impacto de la guerra en Ucrania sobre el mercado mundial de la pipa de girasol animó la siembra de girasol en toda España, ante las expectativas de precios en origen altos. Que en las últimas semanas se han ido reajustando. Las previsiones de siembre en España han pasado de las 626.000 hectáreas el pasado año 2021 a las 750.000 en esta campaña, según datos de Asaja Sevilla. Castilla y León con unas 388.000 hectáreas y Andalucía con 246.000 hectáreas son las dos comunidades con mayor protagonismo en el sector, donde combinan plantaciones en secano y en regadío, con rendimientos y rentabilidades muy diferentes. En el caso de Castilla y León se ha sembrado un 55% más y en Andalucía un 30% más. En Extremadura un porcentaje destacado ha sido en secano aunque en casos se ha contado con un riego de apoyo.

Precios
A mediados de septiembre ya se iban conociendo los precios iniciales que en lonja y en las principales cooperativas activas en girasol se estaban dando. En el caso de la Lonja de Sevilla, para el girasol convencional los precios eran de 680 euros/toneladas mientras que para el alto oléico subían hasta los 790 euros/ tonelada.

Mientras la cooperativa vallisoletana ACOR comenzó en la primera semana de septiembre en su Planta de Tratamiento de Aceites y Oleaginosas de Olmedo a formalizar los primeros contratos de compraventa. Con un precio base garantizado de carácter mínimo de 630 euros/tonelada para la pipa de girasol clásico, junto a una prima de 70 euros/tonelada en el caso del girasol alto oleico.

Al final de la campaña se determinará el precio final de liquidación en función de la evolución del mercado durante el periodo de entregas que finalizará el 22 de octubre. Hay que tener en cuenta que estos precios distan bastante de las expectativas que los productores tenían en primavera ante lo ocurrido en Ucrania. Como prueba, los precios obtenidos en la pasada campaña 2021 fueron finalmente de 579 euros/toneladas para el girasol convencional y de 589 euros/toneladas para el alto oléico, en el caso de los socios de ACOR.

Hay que tener en cuenta que las altas temperaturas unidas a la falta de precipitaciones durante los últimos meses han provocado una merma considerable en el rendimiento final de la hectárea de girasol, no permitiendo el desarrollo habitual de la pipa. Muy negativo fueron sobre todo las olas de calor de mediados y finales de junio, con más de 40 grados muchas horas del día, que afectaron a la planta en plena floración y llenado de grano. En el caso de Andalucía, los rendimientos para el secano estarán entorno a los 1.000 kilos/has mientras en los de regadío en los 3.000 kilos/has.

La actividad del girasol y su futuro como cultivo estable se juega en Bruselas ante las demandas de las organizaciones de agricultores españolas para recuperar las ayudas europeas que la Comisión Europea quiere eliminar, y que también afectan a la colza. La ayuda al girasol como cultivo protéico ha sido eliminada de la próxima PAC.

El cultivo del arroz pasa de 21.800 has a 1.500 y el del maíz de 42.700 a 20.000 has por la falta de agua

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El fuerte aumento del girasol (+16.000 has) y de los cereales no impiden ver bastantes parcelas de regadío en barbecho

Las cartas parecían echadas desde hace varios meses esperando el milagro de un mayo muy lluvioso que no llegó. Los pantanos de la cuenca del Guadiana seguían en la primera semana de junio a un 30% de su capacidad, con 3.000 hectómetros menos que la media de los últimos diez años. Los cultivos del arroz y el maíz, como se preveía, han sido los más castigados. Hacía muchos años que no se veían tantas parcelas de regadío en barbecho en las Vegas del Guadiana. Justo cuando estos cultivos podían haber obtenido buenos precios en origen por la inestabilidad del mercado mundial.

Según los cálculos realizados por Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura a mediados de junio,y a falta de conocer aún los datos PAC, Extremadura perderá las 16.600 hectáreas de arroz que se producen en las tierras regables del Canal de Orellana, por lo que la región contará únicamente con unas 1.500 hectáreas dedicadas a arroz en esta campaña. Hay que tener en cuenta que en la pasada campaña la superficie de arroz fueron 21.300.

En el caso del maíz, se espera una reducción del 45%, de forma que las 42.700 hectáreas extremeñas de maíz pasarán esta campaña a ser unas 20.000 hectáreas debido sobre todo a las que pierde también el Canal de Orellana. Del mismo modo, el tomate para industria se verá también afectado y contará con unas 5.000 hectáreas menos aproximadamente este año.

Grandes cooperativas
La situación ha sido muy pareja en casi todas los grandes grupos cooperativos regionales, aunque con matices dependiendo del mayor o menos peso de unos canales u otros. Según Bartolomé Martínez, gerente de CASAT de Don Benito, ”hemos pasado de unas 1.800 has de arroz a 150, de unas 2.200 de maíz a 600 y de unas 2.800 has de tomate a unas 2.450 has. De girasol tenemos unas 1.000 has, cuando el año pasado habría unas 200.La diferencia se ha quedado sin sembrar, excepto las parcelas que se pusieron en su momento de cereal de invierno. Hay bastante sin sembrar, porque se retrasó mucho las condiciones para este año, en previsión que hubiese un mayor dotación de agua o que lloviese. Además hay muchas tierras de regadío que no son aptas para girasol. La zona más del Canal de Orellana, como Miajadas, Santa Amalia, Madrigalejo,… tiene una mayor reducción, pues nosotros tenemos gran parte en canal del Zújar”, asegura el gerente de CASAT.

En el caso de ACOPAEX, con sede en Mérida, y gran presencia en las Vegas del Guadiana, su gerente Juan Francisco Blanco estima que en arroz se pasará de 1.000 hectáreas a ninguna, en maíz habrá una reducción destacada de unas 5.000 hectáreas a unas 2.000 y en el caso del tomate, la reducción será de casi 1.000 hectáreas para situarse en unas 4.000 más o menos. En el caso del cultivo del girasol la subida oscilará entre las 2.000 y 3.000 has. “Hubo agricultores que ya en diciembre pensaron en plantar cereal de invierno tal como eran las previsiones. Hay terrenos que si lo permiten al igual que en el caso del girasol pero en el caso del arroz resulta más complicado. Esperamos que las administraciones reaccionen rápido con ayudas al arroz”.

El cultivo más beneficiado en esta coyuntura ha sido el del girasol, que lleva languideciendo varios años en la región. Los buenos precios de la pipa de girasol en los mercados internacionales ante la guerra de Ucrania -uno de los grandes suministradores mundiales del producto- unido a la búsqueda de alternativas con menos consumo de agua que el arroz y el maíz sobre todo han impulsado su plantación. Según los datos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura la superficie destinada a cultivo de girasol será de 24.100 hectáreas, frente a las 8.076 hectáreas del pasado año. En el caso de la provincia de Badajoz, pasará de 7.624 has a 20.600 y en Cáceres de 452 has a 3.500 has.

Syngenta lanza su nueva tecnología AIR que aporta mayor seguridad y flexibilidad al cultivo de girasol

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Syngenta ha vuelto a revolucionar el cultivo de girasol con el lanzamiento de su nueva tecnología AIR para el control de malas hierbas. Los pasados 21 y 22 de junio, la multinacional reunió a más de 400 agricultores, distribuidores y técnicos de España y Portugal en Los Molares (Sevilla) en unas ‘Jornadas tecnológicas de girasol’, en las que pudieron conocer de primera mano esta nueva tecnología y las ventajas para sus producciones.

La tecnología AIR, exclusiva de Syngenta, combina la tolerancia genética a los dos herbicidas más utilizados en este cultivo (Imazamox y Tribenuron Metil), aportando una mayor flexibilidad para el agricultor y seguridad para la producción. En este sentido, Juan Fernández, jefe de producto de girasol de Syngenta, explicó que, gracias a la tecnología AIR, “el agricultor solo debe preocuparse por la variedad que quiere cultivar sin pensar en los posibles problemas de hierbas pasados ni futuros”.

Además, esta nueva tecnología aporta seguridad a la producción, gracias a su resistencia a todo tipo de sulfonilureas. “De este modo, evitamos cualquier problema derivado de la existencia de residuos en campo de cultivos anteriores, como el cereal”, apuntó Fernández.

Con la tecnología AIR, Syngenta, junto con las dos tecnologías con las que ya trabaja, como son Clearfield (híbridos de girasol con tolerancia genética a Imazamox) y ExpressSun (tolerantes a Tribenurom Metil), contribuye a “mejorar el manejo que cada agricultor pueda hacer de su explotación, dando continuidad a su estrategia de control de malas hierbas”. Además, el uso de esta nueva tecnología le permite optimizar sus costes. “Esta es una tecnología a futuro”, afirmó Fernández, quien puso en valor su “versatilidad”, que hace posible su introducción en los híbridos comerciales actuales “en poco tiempo”.

Durante la jornada, los asistentes visitaron una explotación en la que, a través de un dinámico recorrido, recordaron los beneficios de las tecnologías Clearfield y ExpressSun, conocieron la eficacia de la nueva tecnología AIR gracias a varios ensayos en campo y, además, actualizaron sus conocimientos sobre el portfolio de girasol de Syngenta que, en breve, contará con su primera variedad comercial con tecnología AIR, SY Vostok AR.

Posteriormente, y tras la visita a campo, los más de 400 profesionales reunidos en el evento compartieron una velada de networking, en la que pusieron en común sus impresiones y pudieron resolver todas sus dudas.

La guerra en Ucrania y la climatología pueden rescatar el cultivo de girasol en Extremadura

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La región sembró 12.294 has en la pasada campaña, de las que el 65% fueron en secano

Hace muchos años que el cultivo de girasol perdió el protagonismo que llegó a tener en la década de los 80 y 90 del siglo pasado en Extremadura. Sin embargo, el freno que ha supuesto la guerra de Ucrania a las importaciones de aceite de girasol unido a las dificultades para regar en otros cultivos ha vuelto a poner el foco en este cultivo.

Según datos de ESYRE, la Encuesta de Superficies Agrarias del Ministerio de Agricultura referidos al año 2021, el cultivo de girasol en Extremadura alcanzó las 12.294 hectáreas. De este total, unas 7.885 lo fueron en secano, es decir casi el 65%. Un dato muy importante para valorar dada las dificultades que están encontrando este año otros cultivos industriales como tomate, maíz o arroz en la región por la escasez de agua en los embalses.

Los datos de superficie de girasol en la región suponen un repunte frente a los de la campaña del 2019 cuando bajaron de las 10.000 hectáreas, pero están muy lejos de las 20.874 hectáreas sembradas en el año 2015. A nivel nacional, Castilla y León, Andalucía y Castilla-La Mancha son de largo las regiones con más hectáreas de girasol, y con mayor volumen de producción.

Según los datos de la Asociación Española del Girasol, la superficie de cultivo en los últimos años en el mercado español ha estado estabilizada en las 700.000 hectáreas, siendo el tercer país de la UE en superficie solo por detrás de Rumania y Bulgaria. En la UE se producen una 10 millones de toneladas de girasol. Si dentro de la UE se siembran unas 4 millones de hectáreas, es en los antiguos países del Este de Europa con Ucrania a la cabeza donde se concentran más de 15 millones de hectáreas de cultivo. En los últimos años, más del 65% del aceite de girasol que consume España procede de industrias ucranianas.

Rendimientos
Las siembras de este cultivo en España se inicia en febrero y continúan en los meses de abril y mayo, así como en el resto de Europa. El rendimiento medio anual oscila en secano entre las 1.200 y los 1.500 kilos por hectáreas, aunque en el caso de regadío se pueden superar los 4.000 kilos /has, como han demostrado los ensayos del Grupo Operativo Oleoprecisión en las que están presentes Cicytex y Acopaex. Eso sí, con menores dotaciones de agua que otros cultivos industriales.

En los últimos años, la entrada en el mercado del girasol alto oleico ha elevado considerablemente el interés de la industria agroalimentario por este tipo de grasas para su producción. Hay que tener en cuenta que el aceite de girasol supone más de 40% del consumo de grasas vegetales en el mercado de consumo español, muy cerca de los aceites de oliva.

Alto oléico
Según la Asociación Española del Girasol, “uno de los factores que ha sido determinante en el incremento del consumo de aceite de girasol, es su mayor demanda por parte del sector agroalimentario. El girasol es líder en ventas para la industria conservera de pescado. A los aceites de girasol especiales, como el alto oleico, se les han abierto nuevas posibilidades sobre todo en el sector de las galletas, bollería y dulces varios, así como en la producción de aperitivos, precocinados, snacks, etcétera, en sustitución del aceite de palma”.

El sector del girasol tiene claro el resurgir del cultivo por varios motivos. “El mejor posicionamiento del aceite de girasol por precio frente al aceite de oliva en la demanda de hogares y restauración, y por calidad frente a otros aceites más baratos como la colza, palma o soja para su empleo en la industria alimentaria, no se ha traducido en un aumento de las superficies de cultivo y de las producciones en España y esta situación con toda seguridad se corregirá”.

El cultivo de girasol logra triplicar producciones hasta 5.000 kg/ha en regadío frente al secano

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Aunque el cultivo de girasol ha perdido fuerza en Extremadura en los últimos años, nuevas variedades y prácticas agronómicas asociadas al riego quieren ayudar a relanzarlo. Unas jornadas organizadas por Cicytex en la Finca La Orden de Guadajira (Badajoz) dentro de las actividades del Grupo Operativo Oleoprecisión han mostrado a agricultores extremeños las mejoras en la rentabilidad del cultivo con la introducción del riego. Además, se presentó una aplicación web para la gestión agronómica del cultivo de girasol.

El grupo operativo Oleoprecisión está formado por la empresa de comercialización de semillas Sovena Oilseeds España, junto con la Agrupación de Cooperativas Acor, Manzanilla Olive y Acopaex, y el apoyo de tres centros de investigación: Cicytex (Extremadura), ITACYL (Castilla León) y Ideagro (Murcia).

El girasol es un cultivo que con la aplicación de riego consigue triplicar sus producciones, lo que permite mejorar la rentabilidad del cultivo, pasando de producciones de 1.000 a 1.500 kg/ha en secano a producciones de 4.000 a 5.000 kg/ha e incluso superiores en regadío y con volúmenes de agua de 4.000 a 5.000 metros cúbicos por hectárea. Esto hace que sea muy interesante como alternativa a otros cultivos, que tienen mayores consumos de agua como podría ser el caso del maíz con dotaciones de 8.000 a 10.000 m3/ha.

Además el girasol es una buena alternativa a otros cultivos frente al cambio climático, debido a que sus necesidades hídricas son mucho menores que otros cultivos de regadío, como el maíz y tomate. Otra ventaja es su capacidad para aprovechar nutrientes en el suelo, reduciendo así las posibilidades de que éstos provoquen una contaminación de los acuíferos.

El cultivo del girasol cae en Extremadura por debajo de las 8.000 hectáreas en 2020

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Alcanzó su récord de siembra en 1987 con más de 90.000 hectáreas entre secano y regadío

Durante finales de la década de los 80 y los años 90, el paisaje del girasol en los campos de secano y regadío extremeños era muy habitual, desde Logrosán hasta Llerena, pasando por las Vegas del Guadiana. La mayor facilidad del cultivo unido a los problemas que por entonces tenía el cultivo del maíz por las importaciones de Estados Unidos, dieron gran protagonismo al girasol en los campos extremeños. Más de 90.000 hectáreas, entre secano y regadío, se llegaron a sembrar en el año 1987. Una situación radicalmente diferente de la actual, cuando el cultivo sigue un acusado descenso, entre otros motivos propiciado por su menor rentabilidad, y por el mayor protagonismo de otros cereales en secano y del maíz, el tomate para industria y otros cultivos emergentes en regadío como el olivar superintensivo o el almendro.

Según los datos de avances y producción del 2020 del Ministerio de Agricultura, el pasado año pasado solo se alcanzaron las 7.880 hectáreas: 7.500 en la provincia de Badajoz y 380 en la de Cáceres. La evolución en los últimos tres años ha sido descendente, ya que en el año 2018 se sembraron 11.956 has y en el 2019 un total de 11.318 has. La producción en toneladas en la región también ha sido descendente, desde las 17.681 tn en el año 2018, hasta las 13.632 tn del año 2019 y las 11.100 tn del pasado año.

Con estas cifras, el cultivo del girasol en la región se aleja mucho de las tres grandes regiones productoras españolas: Castilla y León, con 269.630 hectáreas el año pasado y más de 359.600 toneladas de producción; Andalucía con 197.464 has de cultivo y 335.400 de producción, y Castilla-La Mancha con 149.200 has y 132.300 tn de producción. En toda España se cultivaron el pasado año 2020 un total de 651.056 hectáreas de girasol y una producción de 880. 199 tn, según los datos del Ministerio de Agricultura. Es decir, la superficie plantada en Extremadura no llega ni al 1,5% del total del girasol plantado en el país, cuando a finales de los 90 llegó ser una de las cinco regiones más activas en el mismo. España consume al año el doble de girasol del que consume de media.

Ensayos
En los últimos años, el cultivo del girasol ha experimentado también destacados cambios, entre los que destaca la irrupción del llamado “alto oléico”, muy utilizado en la elaboración de aceites de girasol. En la última campaña, los precios pagados en Castilla y León –región de referencia en el cultivo – oscilaron entre los 320 euros/tn del convencional y los 350 euros/tn del alto oléico.

Ante el escaso margen de rentabilidad del cultivo, las cooperativas y productores han intensificado sus ensayos e investigaciones sobre semillas, fertilización y épocas de siembra. Incluso con participación extremeña, en un intento de revitalizar un cultivo que fue tan importante hace ya dos décadas. Este es el caso del proyecto “Oleoprecisión”, liderado por el gigante aceitero Sovena, la cooperativa castellano-leonesa ACOR, la cooperativa sevillana Manzanilla Olive y la mayor cooperativa extremeña Acopaex.

En 2019 se aprobó el proyecto que debe concluir en el verano de este año 2021 y que creará un aplicación móvil (APP) para que facilitar al agricultor de este cultivo muchos parámetros claves en el mismo. Durante el proyecto se ejecutarán seis campos de ensayos repartidos entre Castilla y León, Extremadura y Andalucía, a través de la empresa Ideagro sobre 384 combinaciones diferentes en 1.500 microparcelas de 28 metros cuadrados. En los estudios preliminares se ha visto que hay más productividad en las siembras tempranas  y con una densidad de 50.000 semillas por hectárea, consiguiéndose aumentos del 10% de media en el rendimiento de kilos/has.

Cómo ha cambiado el mapa de los grandes cultivos en 20 años en el agro extremeño

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El olivar gana las 40.000 has que maíz, girasol, arroz, tabaco y pimiento para pimentón pierden desde el año 2002

El paisaje agrario de la región ha ido cambiando durante las últimas décadas, atraído por la coyuntura de altos precios de un producto, por las ayudas europeas o por nuevos sistemas de cultivo. El análisis de la Encuesta de Superficies y Rendimientos Agrarios (ESYRE) elaborada por el Ministerio de Agricultura permite analizar estos cambios en los grandes cultivos de la región. Por ejemplo, el cultivo del arroz, uno de los más activos del regadío regional, contaba con 20.843 hectáreas en el año 2002, para alcanzar las 27.886 has en el año 2010. Desde entonces su caída en hectáreas ha sido constante año a año hasta las 18.328.

Maíz y girasol
Otro cultivo que ha experimentado una fuerte caída es el del maíz, que llegó a plantar 69.849 has en 2002, pasando a las 46.026 en 2010 y recuperándose hasta las 56.047 el pasado año. Otro cultivo que ha perdido actividad es el girasol, que llegó a contar con 33.690 en el año 2002 para decaer hasta las 8.052 y alcanzar las 10.451 has el pasado año. El tomate para industria, entre el año 2002 y el 2010 experimentó un  gran avance,  hasta estabilizarse por encima de las 20.000 has.

Mientras, el cultivo del tabaco sumaba 10.338 hectáreas en el año 2002 y se ha mantenido estable por encima de las 8.000 has en la última década, apuntalado por las ayudas europeas y las mejores en su calidad. Otro cultivo con fuerte caída ha sido el pimiento para pimentón, que  de los 2.319 has del año 2002 cuenta ahora con 800 has. También ha experimentado una fuerte caída el cultivo del melón y la sandía, hasta las 1.000 has. El espárrago se ha reducido a la mitad mientras el ajo crece.

Frutales
Sin tener en cuenta los arranques que se han producido en el último año, el cultivo de la fruta de hueso había experimentado un sensible aumento en los últimos años, con excepción del peral. La nectarina y melocotón, pasaron de las 5.087 has en 2002 a las 6.239 del  último año, y en ciruela de 3.267 has en 2002 a  4.210 del 2019. La cereza ha crecido en 4.000 has en las últimas dos décadas, siendo estratégica para el norte de la provincia de Cáceres. Otro cultivo al alza es el de la higuera, con gran expansión del regadío, que ya alcanza las 12.666 has, y especialmente el almendro.

Vid y olivar
El viñedo se ha dejado, ante la necesidad de arranques y reconversión, casi 10.000 has en los últimos 20 años, aunque desde el  2010 permanece estable en 86.000 has. La aceituna para verdeo ha crecido en casi 6.000 has. El cultivo que más ha crecido en extensión ha sido el olivar, con la irrupción sobre todo de los modernos sistemas de olivar intensivo, superintensivo o en seto en las Vegas del Guadiana. Desde 2002, la región ha sumado 40.000 nuevas has de olivar para almazara, hasta las 266.305 actuales.

El cultivo de girasol pierde 9.000 hectáreas en tres campañas en Extremadura por la crisis de precios

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Cada vez es más difícil encontrar la bonita estampa de los campos de girasol en Extremadura. La baja rentabilidad del cultivo unido a las importaciones masivas a bajos precios ha provocado una reducción muy importante en su producción regional. En el año 2018, último con datos oficiales, se plantaron 11.956 has en Extremadura, 4.189 has menos que un años antes. Y si miramos tres años atrás, la pérdida de hectáreas se aproxima a las 9.000 has, un 42% menos.

Una merma que también ha afectado al cultivo del maíz y al del arroz en el caso del regadío, donde tomate para industria y sobre todo olivar superintensivo y almendro han sido los grandes beneficiados.

Hay que tener en cuenta que España producirá esta campaña unas 700.00 toneladas de girasol frente a una demanda nacional de la industria de 1,2 millones de tn, por lo que se tendrán que importar en torno a medio millón de tn. Estas importaciones masivas han provocado que los precios bajen de las 300 tn. El cultivo del girasol contaba en su día con una ayuda agroambiental en las ayudas de la PAC de la que actualmente no dispone. España ha pasado de cultivar 865.000 hectáreas a las 745.000 del año 2018.

En la provincia de Sevilla sí está creciendo con fuerza la pipa blanca de girasol orientada a consumo humano y cultivada en regadío, que ofrece mayores producciones por hectárea y sobre todo mejor precios.