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Maíz, arroz, tomate y tabaco, los cultivos que más superficie perdieron en el año 2022

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Girasol con 14.000 has más y trigo blando con 16.000 has más, los que más crecieron por el efecto de Ucrania

El año 2022 pasará a la historia agrícola de Extremadura como uno de los más complejos de las últimas décadas. Por la tormenta perfecta provocada por la fortísima subida de los costes y insumos tras la guerra de Ucrania en la actividad agraria, ganadera y agroindustrial -entre ellos los energéticos- unida a las restricciones de riego provocada por muchos meses de sequía y las elevadas temperaturas en primavera y verano. Un panorama de trastocó notablemente el mapa de cultivos habituales en el regadío regional y los planes de miles de agricultores que no supieron hasta el último momento se podrían sembrar, con qué cultivo hacerlo y en qué cantidad.

Los datos del Avance de cultivos y superficies del Ministerio de Agricultura dibujan una radiografía con cuatro cultivos que se vieron seriamente perjudicados: el maíz que se dejó 21.400 hectáreas; el arroz, del que se dejaron de sembrar en torno a 19.000 hectáreas; el tomate para industria, que perdió unas 5.000 hectáreas y el tabaco en las comarcas cacereñas que se redujo en unas 2.000 hectáreas. Entre los cuatro se dejaron de sembrar 47.500 hectáreas de cultivos muy arraigados y muy importantes para el regadío regional, especialmente en las Vegas del Guadiana (maíz, tomate y arroz) y en las del Tiétar y Alagón en el caso del tabaco. En este último cultivo, la menor superficie no solo tuvo que ver con la disponibilidad de regadío sino también con otros factores que están presionando al sector tabaquero regional, entre los que destaca los precios pagados por la industria.

En el caso del cultivo del maíz, le menor superficie se tradujo en pasar de 572.000 toneladas de producción en el año 2021 a las 282.000 tn del pasado año. Y el caso del arroz, de 151.602 tn en el año 2021 a las 14.000 tn en esta pasada campaña.

Esta situación provocó por primera vez en muchos años miles de hectáreas de regadío se dejaran en barbecho sin cultivar. Solo un cultivo industrial creció en el 2022 de forma significativa en la región en número de hectáreas: el girasol, que subió en 14.000 hectáreas impulsado por las sus buenas cotizaciones en origen así como por su menores necesidades hídricas frente a otros cultivos en el regadío. La producción regional de girasol se duplicó hasta las 24-500 toneladas, aunque con rendimientos más bajos de los esperados en un principio.

Cereales
La guerra de Ucrania también se ha dejado notar en la actividad cerealística del campo extremeño. Un cultivo que creció en hectáreas de forma significativa en la región fue el trigo blando, que paso de 67.530 has en el año 2022 a un total de 82.500 has en el 2022, de ellas 78.000 has en la provincia de Badajoz con una producción estimada de 216.000. La crisis de Ucrania y su impacto en el comercio mundial de cereales fue clave en esta fuerte subida de la superficie plantada.  En el caso de la cebada, la subida fue mucho más reducida, pasando de 48.160 has a un total de 50.700 has, concentrándose sobre todo el incremento en la cebada de dos carreras. En el caso del cultivo de la avena, la superficie decreció en 3.500 hectáreas, hasta las 49.700, y en el del centeno la superficie no llegó a las 100 has.

El Avance de Cultivos y Superficies del Ministerio de Agricultura muestra como el año pasado se sembraron en Extremadura 2.700 has de garbanzos, 6.300 has de guisantes secos, 950 has de altramuz dulce, 670 has de patatas de media estación, 17.166 has de veza forrajera, 2.330 has de alfalfa, 575 has de pimientos de conserva, 530 has de ajo, 105 has de calabacín, 70 has de berenjenas y 50 has de cebollas.

Antonio Soto (Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “El mercado internacional de cereales está viviendo un continuo vaivén y lo vamos a notar todos”

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Entrevista con
Antonio Soto
Presidente Sectorial Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura

¿Tradicionalmente cuáles son los cultivos herbáceos más destacados en Extremadura en cuanto a extensión y producción?

Si tomamos como referencia la producción total de cultivos herbáceos de Extremadura en 2021, destaca el cultivo de maíz. De hecho, Extremadura es la tercera región productora en España, con más de 534.000 toneladas. Esta cifra ha variado en los últimos años, aunque no significativamente, excepto en 2019 que la mayor de los últimos seis años.

En producción destaca el trigo blando y la cebada, con distintas oscilaciones registradas en las últimas campañas debido fundamentalmente a la meteorología.

Ya si nos centramos en la superficie cultivada, en 2021 se destinaron 283.000 hectáreas a cultivos herbáceos, lo que supone poco más de 30.000 hectáreas respecto a hace seis años. En superficie destaca, en la última campaña, la avena con 91.200 hectáreas, seguida del trigo blando y de la cebada, con 70.500 y casi 53.900 hectáreas respectivamente en 2021. Unas cifras muy próximas a la media de superficie de los últimos seis años.

¿Cuál se espera que sea el comportamiento del cultivo de maíz en la región?

Según los cálculos realizados por Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, a falta de conocer aún los datos PAC, se espera una reducción del 45% en la superficie de maíz, de forma que las 42.700 hectáreas extremeñas de maíz pasarán esta campaña a ser unas 20.000 hectáreas debido a las 16.000 que pierde el Canal de Orellana. De ahí el gran logro también de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura de que se permita a las cooperativas realizar ERTEs al quedarse sin actividad durante esta campaña debido a la falta de producción agrícola, concretamente de arroz, maíz y tomate, provocada por la sequía.

La disponibilidad de agua no nos ha permitido sembrar más, teniendo en cuenta también que esta esuna decisión que hay que adoptar con tiempo. En un momento en el que había buenas perspectivas para los productores por el precio, no se puede sembrar más por la falta de agua.

Tanto la inflación como la guerra en Ucrania han provocado una cierta psicosis en el mercado mundial de cereales. ¿Cómo afecta esta situación global a los agricultores extremeños de cereal?

Es una situación preocupante por el posible desabastecimiento que puede suponer y por el incremento de precios que va a llevar aparejado. A los agricultores extremeños de cereal les afectará porque los costes no dejan de subir, en una situación además de sequía que va a reducir nuestra cosecha este año. Pero es que también afectará a los ganaderos porque el pienso seguirá incrementando su precio y la consecuencia puede ser que se reduzca la cabaña ganadera porque no se pueden soportar los costes. Pero es que además nos va a afectar a toda la sociedad en alimentos básicos como el pan, que subirá su precio de nuevo seguramente al encarecerse todo. El mercado internacional de cereales está viviendo un continuo vaivén y eso lo vamos a notar todos, porque la ley del mercado es muy básica: a menor oferta, mayor es el precio.

Existe una cierta presión sobre los terrenos tradicionales de cultivos herbáceos para cambiar a cultivos leñosos en superintensivo o intensivo. Si los precios acompañan ¿pueden seguir manteniéndose?

Ahora mismo existe una alta demanda de cereales y, con ello, un incremento de su precio en origen, la única dificultad que estamos teniendo es la baja disponibilidad de agua y el extraordinario incremento de insumos y, con ello, de costes de producción.

Sí, es cierto que Extremadura está registrando un importante crecimiento de la superficie productiva dedicada a almendra, que es del 32% respecto a la campaña anterior por la rentabilidad que se obtiene de este cultivo. Ahora bien, ¿es fácil conseguir ser rentable? La respuesta es compleja, porque los costes de implantación son altos y tienen que pasar unos años hasta que el almendro entre en producción. Y que hay que analizar bien la ubicación, el terreno y el agua que haya en la parcela.

Antonio Soto (Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “Extremadura produjo 1,36 millones de toneladas de cultivos herbáceos en la última campaña, con el maíz como el más destacado”

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Entrevista con
Antonio Soto
Presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura

¿Qué importancia tiene para la agricultura extremeña los cultivos herbáceos?

Los cultivos herbáceos tienen una gran importancia para la agricultura en Extremadura y, de hecho, somos la tercera región productora de maíz a nivel nacional y la sexta teniendo en cuenta a todos los cultivos herbáceos, que en la sectorial de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura engloba a cooperativas extremeñas que producen trigo blando y trigo duro, cebada, maíz, avena, centeno y triticale, entre otros.

Así, en Extremadura tenemos una producción de 1,36 millones de toneladas de cultivos herbáceos en la última campaña, lo que representan el 5 % del total nacional, y destinamos casi 269.000 hectáreas a estos cultivos. Esta producción es similar e incluso un poco superior a la de una campaña normal y representa además un incremento en algo más de 300.000 toneladas respecto a la de 2019, en la que las condiciones meteorológicas registradas hicieron que la producción descendiera.

En esa campaña de 2020, las cooperativas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura sembraron y produjeron aproximadamente la mitad del maíz que tiene la región, que fue de las 521.413 toneladas.

El cultivo del maíz ha sido el más importante en hectáreas en el regadío regional. ¿Sigue siendo un cultivo refugio para muchos agricultores?

El cultivo de maíz es el que representa mayor producción dentro de los cultivos herbáceos en Extremadura. En las últimas cinco campañas se ha incrementado un 5% esa producción, pasando de algo más de 496.300 toneladas en el año 2016 a superar las 521.400 toneladas durante la pasada campaña de 2020.

Esto no se ha visto traducido en el número de hectáreas, que han descendido en 7.900 hectáreas y esto se debe al aumento de los rendimientos obtenidos en la producción.

En relación a cultivos como el trigo, tanto blando como duro, o el centeno y la avena, ¿son estables en la región?

La estabilidad de los cultivos depende siempre de las condiciones meteorológicas que tengamos, si es un año de sequía o si se registran fuertes lluvias durante la primavera siempre afectará al desarrollo de la campaña. Y eso es lo que ha condicionado la producción y hectáreas que destinamos a cada cereal de invierno en Extremadura.

En trigo blando y en trigo duro, la producción en la campaña pasada fue el doble que la de 2019, por la meteorología de ese año, pero muy similar a la registrada en 2018. Lo mismo ocurre con la cebada y con la avena, aunque aquí el descenso registrado ha sido continuado también durante las últimas campañas; y lo contrario ocurre con el triticale que ha ido aumentado su producción los últimos años, pasando de casi 98.3000 hectáreas en 2016 a las 148.124 que tuvimos en 2020. Mientras, el centeno es un cultivo que se ha ido abandonando, con un progresivo descenso de producción y la nula dedicación de hectáreas.

De producirse la llegada de la industria azucarera a Mérida y la vuelta al cultivo de remolacha, ¿cambiaría mucho el mapa de otros cultivos herbáceos?

Cambiaría mucho o poco en función de numerosos aspectos que influirían en ello, por lo que es difícil aventurar algo así ahora mismo. Habría que tener en cuenta el desarrollo de los cultivos herbáceos y también del resto de cultivos, como por ejemplo el tomate. Esos son algunos de esos factores que comentaba y otro que influirá será la rentabilidad final del cultivo de remolacha para que los agricultores extremeños apuesten por él o no.

Como en tiempos de los romanos…

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Olivar, viñedo y cereal concentran más del 54% de la superficie cultivada en Extremadura, unas 550.000 hectáreas

El pasado romano no solo se aprecia en los monumentos o en las calzadas de algunos municipios y comarcas extremeñas. También sigue siendo visible, muchos siglos después, en su realidad agraria. Los tres cultivos más importantes en tiempos del Imperio Romano -la vid, el olivo y el cereal- lo son en la actualidad en la Comunidad de Extremadura en superficie cultivada. Entre los tres suman el 54% de las tierras cultivas en la región. Del total de esta superficie, el 38,9% se destinó el pasado año a olivar –que sigue creciendo gracias al modelo superintensivo- seguida de los cereales con el 35% del total, el viñedo con el 11,7% y los frutales con el 7,2%.

Una característica común de estos tres cultivos es que se encuentran muy repartidos en toda la geografía regional, especialmente el olivar, y también el cereal y el viñedo, estos dos últimos más en la provincia de Badajoz. Entre los tres cultivos suponen 550.000 hectáreas de cultivo, de las que la provincia de Badajoz concentra unas 465.000 hectáreas.

En los últimos años, nuevos cultivos han crecido y aparecido, pero la conocida en la antigüedad como la “tríada mediterránea” –por servir de base a la Dieta Mediterránea- sigue gozando de buena salud en Extremadura. Pese a los bajos precios en origen de la mayoría de sus producciones en las últimas campañas. Eso sí, como en tiempos de los romanos, gran parte de su producción – aceite de oliva virgen, aceituna de mesa, cereales y vino- sigue saliendo de la región a granel. En aquellos tiempos en ánforas. Ahora en trailers cisterna.

Estrategia de abonado con fertilizantes en el cultivo del cereal

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cereal

Para realizar una estrategia de abonado correcta en el cultivo del cereal, es fundamental, en primer lugar, analizar el comportamiento de nuestros suelos agrícolas y sus reacciones naturales, analizando la aportación de nitrógeno y fósforo al suelo mediante abonos orgánicos versus la aportación con fertilizantes minerales. El primer paso para obtener una buena producción es analizar los suelos y ver sus carencias ante las demandas del cultivo.

Así, por ejemplo, en Castilla y León encontramos suelos con ph muy básico, con mucho calcio, poco fósforo disponible, bajos de materia orgánica, con riesgo de erosión y carencias de hierro, azufre y otros nutrientes. Por tanto, es importante conocer las carencias para poder nutrir los suelos de acuerdo con las mismas y según las necesidades concretas de cada cultivo: no es lo mismo fertilización que nutrición precisa.

Desde ICL Specialty Fertilizers se apuesta por el uso de fertilizantes de liberación controlada (CRF), que se aportan de forma localizada junto a la semilla, con un porcentaje encapsulado tanto de nitrógeno como de fósforo. Es muy importante que el nitrógeno dure hasta la aplicación de la cobertera y, también, evitar que el fósforo aplicado no se bloquee en el suelo por un pH elevado. Para ello, ICL dispone de diversas tecnologías de encapsulado para sus abonos de liberación controlada, como son Poly-S, Resin o E-Max, que permiten elegir la forma de liberación y longevidad más adecuadas, según las necesidades del cultivo, fecha de plantación y tipo de suelo.

Para un buen abonado del cereal, es recomendable utilizar en la época de siembra formulaciones de ICL altas en nitrógeno y fósforo, como Agromaster Start Mini (21-21-5+Mg), Agromaster Start (23-25-5) y Agromaster Start (15-46-0), que ofrecen de 2 a 3 meses de longevidad y todos ellos con el nitrógeno y el fósforo parcialmente encapsulados al 100%, para evitar su pérdida y bloqueo en el suelo.

En cuanto a las dosis a aplicar, en el caso de los fertilizantes de liberación controlada y aplicados de forma localizada, tipo Agromaster Start, se pueden reducir las dosis hasta los 50-75 kg/ha, gracias a la eficiencia del fertilizante CRF. El aplicar estas dosis bajas en siembra nos permiten mejorar la condicionalidad y poder incrementar nuestras unidades fertilizantes de cara a la cobertera.

En los meses de enero y febrero es la hora de incorporar la cobertera del cereal y para ello también podemos utilizar la gama Agromaster, que nos ayudará a realizar una cobertera eficiente en la aplicación del nitrógeno en la fase de ahijamiento del cereal, gracias a la liberación controlada del nitrógeno, en sus diferentes formas, ureica, amoniacal y nítrica.

Desde febrero hasta mayo son fechas para la aplicación de los herbicidas selectivos en cereal. Para ello debemos recurrir a los abonos foliares como Agroleaf, que nos ayudarán a tener un mejor efecto del herbicida, a evitar el estrés provocado en el cereal por el herbicida selectivo y nos ayudarán a cubrir las carencias del cultivo, mejorando su ahijamiento y crecimiento hasta el estadio de hoja bandera. Los abonos foliares Agroleaf, tienen diferentes formulaciones para satisfacer nuestras necesidades en el cultivo, siendo probados con diferentes herbicidas y fungicidas en el cereal. Pueden consultar las tablas de compatibilidad en el catálogo general de agricultura de ICL.

Para realizar aplicaciones de fertilizante soluble en los cultivos extensivos y cereal, puede recurrir a nuestra gama de solubles Nova.