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La campaña de cereal en Extremadura alcanzará las 218.000 hectáreas con un rendimiento medio de 4,6 toneladas/has

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Foto: UPL

Aunque no tienen el foco tan presente como otros cultivos como el tomate para industria, el olivar o la fruta de hueso, los cereales sigue siendo un cultivo estratégico para el campo extremeño. Sobre todo en muchas comarcas donde el agua para riego no está presente. Según el reciente informe sectorial de Agrifood y Agrobank sobre la nueva campaña cerealista en España, dicho cultivo alcanzará las 218.600 hectáreas en Extremadura. La región es la sexta en hectáreas de cereal en España, que alcanzan los 5,6 millones de hectáreas a nivel nacional.

España es un importador neto de cereales, con un déficit estructural de la balanza comercial. La producción nacional no llega a cubrir las necesidades internas, en particular las de la industria de elaboración de piensos para consumo animal.

Según el informe, existe una disminución paulatina de la superficie cerealista que responde, en parte, al crecimiento de cultivos leñosos como el almendro, el pistacho y el olivar intensivo, que ofrecen una mayor estabilidad de ingresos y un mayor valor añadido. En zonas como Castilla-La Mancha, Aragón o Andalucía, el cambio de uso del suelo agrícola está siendo especialmente significativo. Este fenómeno refleja una transformación estructural del modelo agrario español, donde los cereales, pierden peso relativo frente a otros cultivos más rentables o mejor adaptados al cambio climático”. Los cereales son el primer subsector de los cultivos herbáceos en España ocupando unos 5,6 millones de hectáreas en la actual campaña.  

En la campaña actual, debido a las lluvias extraordinarias de marzo y abril en prácticamente todo el país, los rendimientos se han incrementado hasta una media de 4,52 toneladas/hectárea, con una producción de alrededor de 25,2 millones de toneladas, según previsiones de Cooperativas Agroalimentarias. Esta cosecha prevista supone un 15% más que la de la campaña pasada, y un 143% más que la de la campaña de 2023, extraordinariamente baja, en la que se alcanzaron apenas unos 10,38 millones de toneladas.

En Extremadura
En el caso de Extremadura, el informe de Agrifood y Agrobank destaca que el rendimiento medio previsto será de 4,61 toneladas/hectárea, mayor que la media de los años 2020 a 2024, donde alcanzó los 385 tn/has. La producción prevista en la región será de 1.006.680 toneladas, menos a la del año pasado donde alcanzó los 1,27 millones de toneladas. La media de las últimas cuatro campañas en la región no ha llegado a las 900.000 toneladas, lastrada por las campañas del 2022 y sobre todo del 2023.

La gran variabilidad de los precios del cereal en los grandes mercados internacionales ha sido siempre un hándicap para los productores españoles y extremeños. En maíz los precios medios durante la presente campaña han sido unos 20 euros/tn más altos que los mundiales, alcanzando en junio los 220 euros/tn. Para el trigo blando, los precios medios, tanto en España como a nivel mundial, han estado durante la presente campaña por debajo de 250 euros/tn. En el mes de junio, el precio es de 203,6 euros/tn en Burgos y 226 euros/tn en Sevilla.

A nivel nacional la superficie media de cereal en las explotaciones que lo producen es de 24 hectáreas. No obstante, más de la mitad de la superficie total de cereales (56%), corresponde a explotaciones con una Superficie Agraria Útil (SAU) superior a las 100 ha, las cuales representan casi el 15% de total de explotaciones cerealistas, y en éstas, la superficie media de cereal es de casi 100 hectáreas. Las diferencias de rendimiento entre el regadío y el secano son también muy significativas.

Según estimaciones de Cooperativas Agroalimentarias, a nivel nacional el trigo blando alcanzará los 8,2 millones de toneladas, la cebada 10,1 millones de toneladas, el maíz 3,6 millones de toneladas, la avena 1,3 millones de toneladas, el trigo duro 732.800 toneladas, el centeno 314.00 toneladas, y el triticale y otros cereales 906.415 toneladas.

El informe del suelo agrario de TINSA destaca la transformación de fincas de cereal y frutales a olivar y almendro

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La evolución del precio de la tierra para agricultura y ganadería es uno de los mejores indicadores para medir la evolución del sector y también la inversión realizada en el mismo. El “Informe de Suelo Agrario en España 2023” presentado por la tasadora Tinsa ha analizado los precios de tres millones de hectáreas cultivadas en toda España, y en cultivos muy diferentes, desde olivar hasta prados y pastizales. Las series de valor medio del suelo agrario, medido en euros por hectárea (€/ha), se han calculado desde 2008 hasta la actualidad para siete grandes categorías de cultivo (herbáceos, olivar, frutales no cítricos, viñedo, cítricos, hortalizas e invernaderos, y prados y pastizales).  

Herbáceos
En el caso de los cultivos herbáceos, el informe de TINSA destaca en Extremadura la “transformación de fincas de cereal a viñedo, olivar y almendro en sus modalidades intensivas y superintensivas, en ocasiones impulsadas por fondos. Esto incrementa el precio de la tierra. También existen en esta zona cultivos de herbáceos en regadío, principalmente de arroz, que está mermando su producción en los últimos años pero que presenta dificultades para la transformación de la finca a otro tipo de cultivo”.

Olivar
En el caso del olivar, cultivo que cuenta con más de 295.000 hectáreas de cultivo en la región entre aceituna de almazara, doble aptitud y mesa, el informe de TINSA destaca que a nivel nacional, el precio del suelo destinado a olivar presenta estabilidad en regadío y secano, este último con una ligera tendencia bajista. El valor de este cultivo ha tendido a la estabilización tras experimentar correcciones en el periodo 2009-2016. En Extremadura, el valor medio de la hectárea de olivar es de 15.200 euros en secano y de 29.800 en regadío, sensiblemente más barato que las cotizaciones que siguen manteniendo en Andalucía.

Viñedo
En el caso del viñedo, cultivo que cuenta con más de 80.000 hectáreas de cultivo en Extremadura, el informe de TINSA asegura que en “2023 se registra un impacto climático que ha afectado negativamente a las producciones de viñedo, especialmente en secano, que se ha visto más afectada por la sequía. Además, el consumo de vino en España ha registrado un retroceso desde la pandemia que ha impactado al valor del suelo destinado a este cultivo en algunas zonas, aunque, en general, se mantiene estable.

La volatilidad de las producciones a causa de su sensibilidad al clima, unida a unos precios finales que no se han podido ajustar al alza a pesar del incremento en los costes, han aumentado la presión sobre los rendimientos del cultivo. Esto impulsa al viñedo hacia una transformación de las fincas de secano en regadío en modalidades intensivas y superintensivas. TINSA destaca que se observan señales de “retroceso” del cultivo en Extremadura.

Frutales hueso
En cuanto a los frutales no cítricos, de hueso, muy importantes también en Extremadura tanto en las Vegas del Guadiana como en el Valle del Jerte, el informe destaca que “a nivel nacional el precio del suelo presenta un impulso reciente en regadío y una tendencia continuada y ligeramente al alza en secano. Los precios medios de la hectárea en secano estarían en los 26.600 euros la hectárea y en 32.500 euros/has en regadío.

En el caso de Extremadura, el informe destaca que los riesgos asociados a este tipo de cultivo (cambios en las preferencias de los consumidores hacia otras variedades de fruta, encarecimiento del coste de mano de obra, etc.) han conllevado casos de transformación de fincas de frutales a olivares superintensivos, siempre en regadío. Se detecta también un incremento sostenido durante varios años en el cultivo de almendros en modalidad de intensivo regadío.

En caso de prados y pastizales, a nivel nacional el valor del suelo de los prados y pastizales registra un ligero aumento a partir de 2017 y contracción durante los dos últimos años. En el caso de Extremadura, el valor de la hectárea estaría en los 5.900 euros.

ICL pone en valor la eficiencia y baja huella de carbono del abonado en cereal con Agromaster y Polysulphate

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El XI Congreso “El Futuro del Cereal” ha vuelto a reunir en la localidad de Magaz de Pisuerga, Palencia, a más de 200 técnicos y agricultores del sector de forma presencial, más otros 100 por streaming, que han podido analizar la situación actual del sector después de una buena campaña y varios años complicados con problemas de costes, climáticos y de inestabilidad en los precios finales. Organizado por Agropal y el Grupo de Comunicación Interempresas el Congreso ha tenido una mesa redonda sobre  “El futuro de la fertilización en el cultivo de cereal”, que ha contado con la presencia de ICL Iberia, que ha sido uno de los patrocinadores principales del evento.

Manuel Moreno Villar, Agronomist Lead en ICL Growing Solutions Iberia, ha sido el encargado de dar la visión de ICL sobre las necesidades del agricultor para una correcta nutrición del cereal, que pasan por soluciones innovadoras, un correcto asesoramiento técnico, un conocimiento profundo de cada parcela y el uso correcto de las tecnologías digitales. En este sentido ICL cuenta con soluciones innovadoras como Agromaster y Polysulphate, además de con un equipo técnico de asesoramiento, que son una base perfecta para conseguir un plan de abonado preciso para cada agricultor y cada terreno.

Manuel Moreno Villar destacó que para el agricultor disponer de productos de última generación como Agromaster y Polysulphate es tan importante como conocer bien el estado nutricional de sus parcelas a través de análisis del suelo, o disponer de herramientas digitales (agricultura 4.0) de soporte a la gestión de sus cultivos, además de su propia experiencia. En todo caso es necesario un buen asesoramiento técnico que permita hacer un plan de abonado que se ajuste a las necesidades reales de cada parcela y haciendo un seguimiento del cultivo.

En la mesa redonda, tanto el representan de ICL, como el resto de ponentes, destacaron que las nuevas tecnologías serán eficientes si se aplican con un asesoramiento agronómico correcto. Ese asesoramiento lo deben hacer los técnicos de las cooperativas y de las empresas para trabajar codo con codo con el agricultor y conseguir la máxima eficiencia nutricional de los fertilizantes que aportamos al suelo. Hay que tener en cuenta que, según datos oficiales de la Unión Europea, en pasadas campañas hay fincas que desaprovecharon hasta el 51% del nitrógeno aplicado a sus cultivos, lo cual no es sostenible.

Más Información:

Sobre Agromaster:  https://icl-growingsolutions.com/es-es/agriculture/brands/agromaster/?utm_campaign=Agromaster_Local_09-2024_ES_print_consideration-traffic_xi-cereal-congress_AG&utm_medium=referral&utm_source=print

Sobre Polysulphate: https://icl-growingsolutions.com/es-es/agriculture/brands/polysulphate/?utm_campaign=Polysulphate_Local_09-2024_ES_print_consideration-traffic_xi-cereal-congress_AG&utm_medium=referral&utm_source=print

Extremadura recupera el pulso de la producción de cereales con 1,2 millones de tn en esta campaña

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La región siembra cada campaña más de 250.000 has de cereales, destacando el trigo blando y semiduro, avena, maíz y cebada dos carreras

Como ha ocurrido en otros muchos cultivos, Extremadura recupera el pulso en la producción de cereales, tras dos años muy malos por las incidencias climatológicas. Según los datos aportados en una primera estimación de cosecha dada a finales de mayo por la sectorial de cereales de Cooperativas Agroalimentarias de España, la producción extremeña podrá alcanzar los 1,2 millones de toneladas. Una cifra que nada tiene que ver con las 393.770 toneladas del año 2023, o las 760.402 de la campaña del 2022. La cifra de este año también superará a la campaña del 2021 cuando se produjeron en la región 1,17 millones de toneladas. Mientras, en el 2020 la producción fue de 1,36 millones de tn.

Según el avance de Cooperativas Agroalimentarias de España, la media de las últimas cuatro campañas cerealistas en la región fue de 922.432 tn. Extremadura representará esta campaña el 4,6% del total de la producción nacional de cereal.

El Consejo sectorial de Cereales ha realizado la primera estimación de cosecha que alcanzará los 20,09 millones de toneladas en España, repartidas en los 5,45 millones de hectáreas, según datos del MAPA. En el arranque de la cosecha de cereales los servicios técnicos de las cooperativas, asentadas en todo el territorio nacional, prevén unos muy buenos rendimientos de 3,69 toneladas por hectárea, un 11 % superior a la media quinquenal y ligeramente por debajo de la media de 5 años sin 2023.

Por cultivos, en trigo blando se alcanzarán los 6,3 Mt, en cebada 7,7 Mt, en maíz los 3,6 Mt, seguidos de los 0,9 Mt en trigo duro (durum), los 0,74 Mt de avena para grano, los 0,67 Mt de triticale y los 0,215 Mt de centeno. 

Rendimientos
Tal y como han analizado los representantes del sector en Cooperativas Agro-alimentarias de España, la campaña climatológica ha tenido un comportamiento muy adecuado para el desarrollo de los cereales, en casi toda España. Las escasas precipitaciones de abril y mayo han impedido alcanzar unos rendimientos similares a los del año 2020, pero, aun así, el rendimiento medio es superior a la media de los últimos 5 años y muy similar al rendimiento medio, sin los datos de la desastrosa campaña 2023.

España es un país de secano, el 85 % de la superficie dedicada al cultivo del cereal se encuentra bajo este tipo de cultivo. Según los datos de AEMET, el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2023 hasta el 21 de mayo de 2024 es de 534 mm, lo que representa alrededor de un 6 % más que el valor normal correspondiente a dicho periodo.

En cuanto a las temperaturas, hasta el momento, se ha comportado de forma adecuada para el ciclo del cereal, evitando que los cultivos sufran estrés hídrico en los meses de abril y mayo, lo que ha favorecido una correcta formación de los granos y unos buenos rendimientos. 

Según datos de ESYRE del Ministerio de Agricultura, en una campaña normal, Extremadura siembre en torno a las 252.000 hectáreas de cereales, destacando el trigo blanco o semiduro con más de 70.000 has, la avena, el maíz y la cebada dos carreras en cuanto a número de hectáreas. La disponibilidad de cereales es muy importante para la cabaña ganadera regional.

ICL participa en el X Congreso “El Futuro del Cereal” destacando las ventajas del abonado con Agromaster y Polysulphate

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La localidad de Magaz de Pisuerga en Palencia ha acogido el X Congreso “El Futuro del Cereal” que organizan la cooperativa Agropal y la revista Tierras para analizar cada año los retos más importantes del sector y responder a las necesidades de los agricultores y a las exigencias de las normativas europeas.

Esta edición, ICL ha sido uno de los patrocinadores del evento y ha participado también en la mesa redonde “Los retos de la fertilización de los cereales, en la que han participado con otras empresas del sector. Manuel Moreno Villar, Agronomist & Sales Support en ICL Iberia, ha participado en este debate para comentar el posicionamiento de la compañía en el cultivo de cereal, su respuesta a los retos actuales y las recomendaciones de abonado.

Desde el punto de vista de los retos y situación del sector, Manuel Moreno ha destacado que es totalmente viable realizar una agricultura sostenible y eficiente con las soluciones y tecnologías que existen en el mercado. Para el técnico de ICL el principal problema del agricultor es que muchas veces recibe información confusa sobre qué debe aplicar en su cultivo y no sabe realmente a qué atenerse. Por ello, el papel del asesoramiento técnico al agricultor que fomente ICL como un pilar de la compañía es clave, así como conocer bien las necesidades de cada suelo y del cultivo según la zona.

Con un análisis de suelo correcto, la ayuda de técnicas de agricultura de precisión y usando soluciones innovadoras, eficientes y adecuadas a cada época del cultivo, es totalmente posible conseguir un cultivo productivo, rentable y que cumpla con las normativas europeas, que es precisamente el objetivo de ICL cuando plantea el desarrollo de nuevos productos y los lleva al campo.

El debate ha permitido presentar el plan de abonado de ICL para cereal, que como decimos parte de la base de personalizar la aplicación de nutrientes según las necesidades del suelo, el cultivo y la época de aplicación. Manuel Moreno ha recomendado la aplicación de una combinación de Agromaster con Polysulphate, que es la que mejor ha resultado en todos los ensayos realizados las últimas campañas.

Agromaster es una de las gamas punteras de ICL en su apuesta por los fertilizantes de liberación controlada (CRF), que se aplican de forma localizada junto a la semilla y que tienen un porcentaje encapsulado tanto del nitrógeno como del fósforo. Es muy importante que el nitrógeno dure hasta la aplicación de la cobertera y, también, evitar que el fósforo aplicado no se bloquee en el suelo por un pH elevado. Para ello, Agromaster aporta la última tecnología de encapsulado para asegurar la liberación del nitrógeno y del fósforo de forma gradual a lo largo de todo el ciclo del cereal. 

Polysulphate de ICL, un fertilizante natural que en cada gránulo incorpora los cuatro nutrientes básicos que necesitan los cultivos (azufre, potasio, magnesio y calcio) con un modo de acción que asegura su disponibilidad constante y prolongada en el cultivo.

Por último, el técnico de ICL destacó que los agricultores que están usando ya Agromaster con Polysulphate las últimas campañas han descubierto sus múltiples ventajas, como la versatilidad de su uso para gran variedad de cultivos y diferentes tipos de suelo y clima; la flexibilidad en la aplicación, ya sea al voleo o en banda para una aplicación de precisión; el no tener pérdidas por lixiviación, fijando los nutrientes en el suelo; su alta uniformidad y densidad; la cobertura uniforme que asegura tener los cuatro nutrientes esenciales para las plantas; su seguridad al tener muy bajo índice salino; y el tener un pH neutro.

Más Información: CLIQUE AQUÍ

LINK: https://icl-growingsolutions.com/es-es/agriculture/news-and-events/icl-participates-in-the-future-of-the-cereals-x-congress/

La producción estimada de cereales en Extremadura caerá en 390.000 tn pese a sembrar casi la misma cantidad que en 2022

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Los daños provocados por la sequía en cultivos herbáceos de secano amenazan con ser el mayor siniestro de la historia del seguro agrario español, en palabras de Agroseguro. La superficie siniestrada en estas producciones de secano podría acercarse al 70% de la superficie asegurada.

Los datos aportados por Cooperativas Agroalimentarias de Extremadura sobre las producciones previstas de avena, cebada, trigo duro y blando y triticale muestran la magnitud del desastre en un cultivo estratégico para el secano regional en muchas comarcas de la región.

La comparativa de los datos del año 2022 y 2023, en cuanto a superficie sembrada y en cuanto a producción estimada, muestran como esta campaña se recogerán en torno a 390.000 toneladas menos de cereal que en la anterior. Cuando la superficie sembrada en ambos años fue muy similar: en 2022 se cultivaron unas 206.728 hectáreas de avena, cebada, trigos y triticale, mientras en la actual se ha pasado a unas 192.000.

En la campaña del 2022 la producción de cereal regional fue de unas 531.000 toneladas cuando las primeras estimaciones para la actual no llegan a las 140.000 tn. En el caso del mayor cultivo, el del trigo blanco, no se llegarán a las 80.000 tn cuando el año anterior se superaron las 235.000 toneladas.

En el caso de Extremadura, la mayor superficie de cereal esta campaña corresponde al trigo blanco con 79.900 hectáreas, seguido de la cebada con 46.550 has y la avena con 42.500 has. De trigo duro se han sembrado unas 5.360 has y de triticale unas 17.800 has.

Mayor siniestro
A nivel nacional, la primera estimación de indemnizaciones realizada por Agroseguro por los daños provocados por la sequía en los cultivos herbáceos de secano (contemplando los cereales de invierno, las leguminosas y la colza) ya alcanza los 300 millones de euros. Esto convierte a la sequía de la actual campaña en el mayor siniestro en la historia del seguro agrario, al superar los 210 millones de euros afrontados por la de 2012 (la más grave hasta ahora), o los 220 millones pagados en 2022 solo por la helada sufrida a comienzos de abril.

Agroseguro contempla que la superficie siniestrada alcanzará holgadamente los 1,5 millones de hectáreas, las dos terceras partes del total asegurado. La campaña 2022-2023 de cultivos herbáceos comenzó con un otoño y un inicio del invierno extremadamente cálido, con anomalías térmicas en todo el territorio nacional y una ausencia de precipitaciones muy acusada durante octubre y noviembre. Aunque diciembre fue muy húmedo, prácticamente no se han registrado precipitaciones durante el primer cuatrimestre de este año.

Estas condiciones han provocado que las siembras más tempranas (octubre-noviembre) hayan tenido un desarrollo muy acelerado, consecuencia del invierno relativamente suave y las precipitaciones de diciembre y, sin embargo, se encuentren ahora en estados fenológicos de máximas necesidades, sin reservas hídricas y con evidencias de marchitez irreversible en regiones como Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Cataluña y Aragón.

Según Agroseguro, el período de recurrencia (repetición) de las sequías se ha reducido en los últimos años: mientras que en décadas anteriores estaba entre siete y diez años (1995, 2005, 2012), en la actual el plazo es mucho menor (2017, 2019, 2022, 2023). Hasta ahora, y en términos de indemnizaciones del seguro agrario, las sequías de 2012 y 2017 eran las que habían generado mayores pagos a los agricultores asegurados, con 210 y 190 millones de euros, respectivamente. El año 2022 resultó desigual, con fuertes periodos de altas temperaturas, golpes de calor y ausencia de precipitaciones, aunque la presencia de lluvias puntuales en marzo y abril redujo el impacto de la sequía.

Extremadura siembra de media el 13% del maíz y el 21% del arroz del campo español

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Con una media de 250.000 hectáreas de cereales, entre las que destacan también las de trigo, avena y triticale

En las últimas campañas, Extremadura ha sembrado una media de 250.000 hectáreas de cereales, entre los que destaca la producción de trigo, avena, maíz, arroz y girasol, básicamente. Solo en la última campaña de 2022, debido a la menor siempre de maíz por las limitaciones al riego, la extensión cerealista se vio reducida hasta las 227.191 hectáreas, según los datos provisionales del ESYRE del Ministerio de Agricultura.

El sector de los cereales, desde el trigo al maíz pasando por la avena o el girasol, se han convertido en un tobogán desde el comienzo de la Guerra en Ucrania en febrero del 2022. Agravada también en el caso del maíz por las limitaciones del riego. Un mercado muy globalizado, donde la producción de países como Estados Unidos, Ucrania, Brasil, Argentina o Rusia repercute a escala global en los precios y la demanda mundial de forma directa. España consume en torno a 38 millones de toneladas cada campaña, de las que el 70% se destinan a alimentación animal. La demanda de maíz desde Brasil creció un 60% en 2022.

En la pasada campaña del 2022, la producción de cereales global en la región fue una de las más bajas de los últimos años, con un total de 227.191 hectáreas, según los datos del Ministerio. De trigo blanco y semiduro se plantaron 98.925 hectáreas mientras que de cebada de dos carreras un total de 31.534 has. La producción de avena fue de 51.664 has y la de triticale de 9.958 has. Sin embargo, en los otros dos cereales estrella de la región la situación no fue tan benigna: el maíz bajó hasta las 24.061 has, una de las campañas más bajas de los últimos años ante la imposibilidad en varias comunidades de regantes de poder regar. Mientras, el arroz fue el cultivo más perjudicado al pasar de una media de 19.000 has hasta solo los 1.733 has en toda la región. Por su parte, el cultivo cerealista ganador en el 2022 fue el girasol que vio aumentar su superficie hasta las 21.979 has, gracias a las más de 10.866 has de secano.

Trigo y maíz
Tomando como referencia una campaña normal media de los últimos años, como fue la del año 2021, la producción cerealista extremeña acaparó 252.169 hectáreas, de las que 71.164 has fueron de trigo blanco y 38.864 has de dos carreras. Mientras, se sembraron 48.518 has de avena, y 45.729 has de maíz. El arroz alcanzó las 19.000 has y el girasol, en cifras más habituales, se quedó en 10.633 has, casi todas en secano.

El nivel de existencias a nivel mundial de cereales es el que influye de manera muy directa en el mercado internacional de precios en origen. Según las últimas estimaciones del Consejo Internacional de Cereales (CIC) y el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA), las existencias del conjunto de cereales (excluyendo el arroz) volverán a bajar esta campaña, situando las reservas mundiales en su punto más bajo en relación con el consumo de los últimos años. Hay que tener en cuenta que solo China mantiene habitualmente el 60% de las reservas mundiales de cereales cada campaña. La media de los grandes mercados mundiales compradores y consumidores de cereales se encuentran por debajo del 15%, equivalente a unos 65 días de consumo. Unas cifras que deberían activar el mercado mundial de cara a la nueva campaña y mantener, en teoría, la horquilla de precio en un escenario medio-alto.

En el caso del maíz, cultivo estratégico para el regadío extremeño, tanto la USD de Estados Unidos como el CIC pronostican una caída tanto de la producción como del consumo mundial. Estados Unidos, China, Brasil y la UE acaparan el 60% de la producción mundial. Lo que se espera es un aumento de la demanda de maíz para pienso.

Maíz, arroz, tomate y tabaco, los cultivos que más superficie perdieron en el año 2022

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Girasol con 14.000 has más y trigo blando con 16.000 has más, los que más crecieron por el efecto de Ucrania

El año 2022 pasará a la historia agrícola de Extremadura como uno de los más complejos de las últimas décadas. Por la tormenta perfecta provocada por la fortísima subida de los costes y insumos tras la guerra de Ucrania en la actividad agraria, ganadera y agroindustrial -entre ellos los energéticos- unida a las restricciones de riego provocada por muchos meses de sequía y las elevadas temperaturas en primavera y verano. Un panorama de trastocó notablemente el mapa de cultivos habituales en el regadío regional y los planes de miles de agricultores que no supieron hasta el último momento se podrían sembrar, con qué cultivo hacerlo y en qué cantidad.

Los datos del Avance de cultivos y superficies del Ministerio de Agricultura dibujan una radiografía con cuatro cultivos que se vieron seriamente perjudicados: el maíz que se dejó 21.400 hectáreas; el arroz, del que se dejaron de sembrar en torno a 19.000 hectáreas; el tomate para industria, que perdió unas 5.000 hectáreas y el tabaco en las comarcas cacereñas que se redujo en unas 2.000 hectáreas. Entre los cuatro se dejaron de sembrar 47.500 hectáreas de cultivos muy arraigados y muy importantes para el regadío regional, especialmente en las Vegas del Guadiana (maíz, tomate y arroz) y en las del Tiétar y Alagón en el caso del tabaco. En este último cultivo, la menor superficie no solo tuvo que ver con la disponibilidad de regadío sino también con otros factores que están presionando al sector tabaquero regional, entre los que destaca los precios pagados por la industria.

En el caso del cultivo del maíz, le menor superficie se tradujo en pasar de 572.000 toneladas de producción en el año 2021 a las 282.000 tn del pasado año. Y el caso del arroz, de 151.602 tn en el año 2021 a las 14.000 tn en esta pasada campaña.

Esta situación provocó por primera vez en muchos años miles de hectáreas de regadío se dejaran en barbecho sin cultivar. Solo un cultivo industrial creció en el 2022 de forma significativa en la región en número de hectáreas: el girasol, que subió en 14.000 hectáreas impulsado por las sus buenas cotizaciones en origen así como por su menores necesidades hídricas frente a otros cultivos en el regadío. La producción regional de girasol se duplicó hasta las 24-500 toneladas, aunque con rendimientos más bajos de los esperados en un principio.

Cereales
La guerra de Ucrania también se ha dejado notar en la actividad cerealística del campo extremeño. Un cultivo que creció en hectáreas de forma significativa en la región fue el trigo blando, que paso de 67.530 has en el año 2022 a un total de 82.500 has en el 2022, de ellas 78.000 has en la provincia de Badajoz con una producción estimada de 216.000. La crisis de Ucrania y su impacto en el comercio mundial de cereales fue clave en esta fuerte subida de la superficie plantada.  En el caso de la cebada, la subida fue mucho más reducida, pasando de 48.160 has a un total de 50.700 has, concentrándose sobre todo el incremento en la cebada de dos carreras. En el caso del cultivo de la avena, la superficie decreció en 3.500 hectáreas, hasta las 49.700, y en el del centeno la superficie no llegó a las 100 has.

El Avance de Cultivos y Superficies del Ministerio de Agricultura muestra como el año pasado se sembraron en Extremadura 2.700 has de garbanzos, 6.300 has de guisantes secos, 950 has de altramuz dulce, 670 has de patatas de media estación, 17.166 has de veza forrajera, 2.330 has de alfalfa, 575 has de pimientos de conserva, 530 has de ajo, 105 has de calabacín, 70 has de berenjenas y 50 has de cebollas.

Antonio Soto (Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “El mercado internacional de cereales está viviendo un continuo vaivén y lo vamos a notar todos”

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Entrevista con
Antonio Soto
Presidente Sectorial Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura

¿Tradicionalmente cuáles son los cultivos herbáceos más destacados en Extremadura en cuanto a extensión y producción?

Si tomamos como referencia la producción total de cultivos herbáceos de Extremadura en 2021, destaca el cultivo de maíz. De hecho, Extremadura es la tercera región productora en España, con más de 534.000 toneladas. Esta cifra ha variado en los últimos años, aunque no significativamente, excepto en 2019 que la mayor de los últimos seis años.

En producción destaca el trigo blando y la cebada, con distintas oscilaciones registradas en las últimas campañas debido fundamentalmente a la meteorología.

Ya si nos centramos en la superficie cultivada, en 2021 se destinaron 283.000 hectáreas a cultivos herbáceos, lo que supone poco más de 30.000 hectáreas respecto a hace seis años. En superficie destaca, en la última campaña, la avena con 91.200 hectáreas, seguida del trigo blando y de la cebada, con 70.500 y casi 53.900 hectáreas respectivamente en 2021. Unas cifras muy próximas a la media de superficie de los últimos seis años.

¿Cuál se espera que sea el comportamiento del cultivo de maíz en la región?

Según los cálculos realizados por Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, a falta de conocer aún los datos PAC, se espera una reducción del 45% en la superficie de maíz, de forma que las 42.700 hectáreas extremeñas de maíz pasarán esta campaña a ser unas 20.000 hectáreas debido a las 16.000 que pierde el Canal de Orellana. De ahí el gran logro también de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura de que se permita a las cooperativas realizar ERTEs al quedarse sin actividad durante esta campaña debido a la falta de producción agrícola, concretamente de arroz, maíz y tomate, provocada por la sequía.

La disponibilidad de agua no nos ha permitido sembrar más, teniendo en cuenta también que esta esuna decisión que hay que adoptar con tiempo. En un momento en el que había buenas perspectivas para los productores por el precio, no se puede sembrar más por la falta de agua.

Tanto la inflación como la guerra en Ucrania han provocado una cierta psicosis en el mercado mundial de cereales. ¿Cómo afecta esta situación global a los agricultores extremeños de cereal?

Es una situación preocupante por el posible desabastecimiento que puede suponer y por el incremento de precios que va a llevar aparejado. A los agricultores extremeños de cereal les afectará porque los costes no dejan de subir, en una situación además de sequía que va a reducir nuestra cosecha este año. Pero es que también afectará a los ganaderos porque el pienso seguirá incrementando su precio y la consecuencia puede ser que se reduzca la cabaña ganadera porque no se pueden soportar los costes. Pero es que además nos va a afectar a toda la sociedad en alimentos básicos como el pan, que subirá su precio de nuevo seguramente al encarecerse todo. El mercado internacional de cereales está viviendo un continuo vaivén y eso lo vamos a notar todos, porque la ley del mercado es muy básica: a menor oferta, mayor es el precio.

Existe una cierta presión sobre los terrenos tradicionales de cultivos herbáceos para cambiar a cultivos leñosos en superintensivo o intensivo. Si los precios acompañan ¿pueden seguir manteniéndose?

Ahora mismo existe una alta demanda de cereales y, con ello, un incremento de su precio en origen, la única dificultad que estamos teniendo es la baja disponibilidad de agua y el extraordinario incremento de insumos y, con ello, de costes de producción.

Sí, es cierto que Extremadura está registrando un importante crecimiento de la superficie productiva dedicada a almendra, que es del 32% respecto a la campaña anterior por la rentabilidad que se obtiene de este cultivo. Ahora bien, ¿es fácil conseguir ser rentable? La respuesta es compleja, porque los costes de implantación son altos y tienen que pasar unos años hasta que el almendro entre en producción. Y que hay que analizar bien la ubicación, el terreno y el agua que haya en la parcela.

Antonio Soto (Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “Extremadura produjo 1,36 millones de toneladas de cultivos herbáceos en la última campaña, con el maíz como el más destacado”

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Entrevista con
Antonio Soto
Presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura

¿Qué importancia tiene para la agricultura extremeña los cultivos herbáceos?

Los cultivos herbáceos tienen una gran importancia para la agricultura en Extremadura y, de hecho, somos la tercera región productora de maíz a nivel nacional y la sexta teniendo en cuenta a todos los cultivos herbáceos, que en la sectorial de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura engloba a cooperativas extremeñas que producen trigo blando y trigo duro, cebada, maíz, avena, centeno y triticale, entre otros.

Así, en Extremadura tenemos una producción de 1,36 millones de toneladas de cultivos herbáceos en la última campaña, lo que representan el 5 % del total nacional, y destinamos casi 269.000 hectáreas a estos cultivos. Esta producción es similar e incluso un poco superior a la de una campaña normal y representa además un incremento en algo más de 300.000 toneladas respecto a la de 2019, en la que las condiciones meteorológicas registradas hicieron que la producción descendiera.

En esa campaña de 2020, las cooperativas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura sembraron y produjeron aproximadamente la mitad del maíz que tiene la región, que fue de las 521.413 toneladas.

El cultivo del maíz ha sido el más importante en hectáreas en el regadío regional. ¿Sigue siendo un cultivo refugio para muchos agricultores?

El cultivo de maíz es el que representa mayor producción dentro de los cultivos herbáceos en Extremadura. En las últimas cinco campañas se ha incrementado un 5% esa producción, pasando de algo más de 496.300 toneladas en el año 2016 a superar las 521.400 toneladas durante la pasada campaña de 2020.

Esto no se ha visto traducido en el número de hectáreas, que han descendido en 7.900 hectáreas y esto se debe al aumento de los rendimientos obtenidos en la producción.

En relación a cultivos como el trigo, tanto blando como duro, o el centeno y la avena, ¿son estables en la región?

La estabilidad de los cultivos depende siempre de las condiciones meteorológicas que tengamos, si es un año de sequía o si se registran fuertes lluvias durante la primavera siempre afectará al desarrollo de la campaña. Y eso es lo que ha condicionado la producción y hectáreas que destinamos a cada cereal de invierno en Extremadura.

En trigo blando y en trigo duro, la producción en la campaña pasada fue el doble que la de 2019, por la meteorología de ese año, pero muy similar a la registrada en 2018. Lo mismo ocurre con la cebada y con la avena, aunque aquí el descenso registrado ha sido continuado también durante las últimas campañas; y lo contrario ocurre con el triticale que ha ido aumentado su producción los últimos años, pasando de casi 98.3000 hectáreas en 2016 a las 148.124 que tuvimos en 2020. Mientras, el centeno es un cultivo que se ha ido abandonando, con un progresivo descenso de producción y la nula dedicación de hectáreas.

De producirse la llegada de la industria azucarera a Mérida y la vuelta al cultivo de remolacha, ¿cambiaría mucho el mapa de otros cultivos herbáceos?

Cambiaría mucho o poco en función de numerosos aspectos que influirían en ello, por lo que es difícil aventurar algo así ahora mismo. Habría que tener en cuenta el desarrollo de los cultivos herbáceos y también del resto de cultivos, como por ejemplo el tomate. Esos son algunos de esos factores que comentaba y otro que influirá será la rentabilidad final del cultivo de remolacha para que los agricultores extremeños apuesten por él o no.