Jesús Lucas (Oleosetín y La Bodega de Lucas): “Hemos querido hacer un vino de pitarra lo más fiel al que hacían mis padres”
Entrevista con
Jesús Lucas
Oleosetín y La Bodega de Lucas
Oleosetín es un proyecto empresarial familiar ubicado en Robledillo de Gata y Marchagaz que aúna numerosas iniciativas en torno al sector agroalimentario y turístico: producción de AOVE Manzanilla Cacereña, oleoteca en Cáceres capital, alojamientos turísticos, servicios de catas… a los que recientemente se ha sumado la elaboración y embotellado de vino de pitarra de la zona, con el nombre de La Bodega de Lucas y la marca Origen. Una vuelta a los vinos de pitarra tan arraigados en las comarcas del norte de Cáceres. “Oleosetín siempre ha sido un proyecto familiar para la puesta en valor del medio rural en su conjunto”, asegura Jesús Lucas, uno de los miembros de la familia.
¿Cómo surgió el proyecto del vino de pitarra?
Se trataba de poner en valor un producto como el vino de pitarra y nuestras vides tradicionales que siempre han estado con nosotros. Como hicimos en su día con los olivos de Manzanilla Cacereña. Hemos rehabilitado y legalizado en Robledillo de Gata una pequeña bodega familiar de nuestros padres. Desde siempre mi padre hacía vino. Cuando la cooperativa de vinos de Sierra de Gata quebró los políticos se dieron cuenta que no se podía perder la singularidad de estos vinos. Y por eso han permitido la legalización bajo ciertas condiciones de las antiguas bodegas que había en las casas.
Hemos conservado esas paredes de barro, las tinajas de barro y no depósitos de acero inoxidable… todo lo que le confiere la naturalidad al vino de pitarra. Me gusta decir que el pitarra es un vino natural que se hace solo, gracias a las condiciones ambientales de las bodegas. En las casas, las bodegas solían estar en la parte más profunda y fresca de la casa. Con una temperatura homogénea todo el año. El fresco de la bodega se contraponía al calor de fuera. Y en su día solo para autoconsumo. Hemos querido hacer un vino lo más fiel al que hacían mis padres.
¿Ha sido complicado mantener ese espíritu original del pitarra siendo ya embotellado?
Al principio, cuando hicimos las primeras pruebas se nos iba de graduación alcohólica hasta los 17/18 grados. Al final lo hemos conseguido bajar hasta los 11,5 grados, cogiendo la uva más temprano. Es un vino tierno que se bebe muy bien, del año, suave para lo que suele ser un pitarra. Con un medio filtrado, sin turbidez pero sin quitarle toda su personalidad. Es el primer año que lo embotellamos y hasta ahora ha tenido una aceptación muy buena. La mayor particularidad de los vinos de pitarra de nuestra zona es su forma de elaboración.
¿Qué variedad de uva utilizáis?
Antiguamente en la zona de Robledillo de Gata había una variedad mayoritaria que la gente de aquí llamaba Cotonera, pero realmente a base de injertos las variedades de la zona se han ido mezclando con el paso de los años. Aquí que se llama como uva del país. Es difícil saber qué variedad de uva realmente es.
¿Cómo realizáis su comercialización?
Es un vino que por su producción limitada se comercializa en la zona. Hemos montado una terraza en la bodega donde lo ofrecemos, así como otros productos naturales que también tenemos, desde huevos de corral hasta carne. Por suerte nuestra zona tiene bastante turismo, incluso extranjero. Estos últimos valoran quizás más los productos naturales de la zona, el paisaje, la forma de elaborar natural del aceite de oliva virgen extra, el cuidado del campo como se hacía desde siempre sin productos químicos.