El turismo eco y renovable acelera en Extremadura

Aumenta el número de clientes que eligen destino o establecimiento por criterios medioambientales, empleo de energías renovables o alimentación eco
Cada día aumenta el número de hoteles, casas rurales, apartamentos turísticos o balnearios que destacan en sus ofertas el uso de energías renovables o de certificaciones medioambientales como una forma de atraer nuevos clientes. Al igual que ha ocurrido en el sector de la agroalimentación en los últimos años, en el mundo del turismo también ha llegado el cliente ecológico. Es decir, aquel que busca un destino o un establecimiento teniendo en cuenta el cuidado medioambiental del mismo, el uso de energías renovables o la inclusión de comidas eco en su carta por ejemplo.
Aunque el porcentaje de clientes que demandan este tipo de servicios es todavía reducido, se trata de un target de gran interés: suelen ser relativamente joven, con inquietudes culturales y medio ambientales, y con cierta capacidad adquisitiva.
Según el Plan Turístico de Extremadura 2017-2020 elaborado por la Junta de Extremadura, “hay una tendencia en la oferta turística a la incorporación de herramientas de gestión sostenible, como respuesta a una demanda turística creciente de establecimientos y destinos sostenibles”. Que tiene que ver también con los cambios en la forma de contratar y preparar los viajes, con más internet y menos agencias físicas.
Por ejemplo, cada vez es más habitual que sean los establecimientos del sector turístico regional los que figuren entre los más activos en la solicitud de ayudas para las instalaciones de energías renovables, ya sea fotovoltaica para luz o agua caliente, o de biomasa para calefacción. Algo que ha ocurrido en los últimos años con muchas de las más de 540 casas rurales existentes en la región.
Destino verde
Debidos a sus peculiaridades paisajistas y rurales, Extremadura puede convertirse en los próximos años en un referente del denominado “turismo eco” o “verde”. Tiene la materia primera necesaria: en sus 41.633 kilómetros cuadrados, que la convierten en la quinta región española más extensa, alberga un Parque nacional (el de Monfragüe), dos Parques Naturales (Cornalvo y el Tajo Internacional), una Reserva Natural (Garganta de los Infiernos), un Paisaje Protegido (Valcorchero y Sierra del Gordo en Plasencia), un Geoparque (Villuercas-Ibores-Jara, cuatro monumentos naturales (Mina La Jayona, Los Barruecos en Malpartida de Cáceres, Cuevas de Fuentes de León y Cueva del Castañar) y numerosas Zonas Especiales de Protección de las Aves (ZEPAS). Y varias Zonas de Interés Regional como Sierra Grande de Hornachos, Llanos de Cáceres, Sierra de San Pedro, Embalse de Orellana y Sierra de Pela, Tierra de Barros y Sierra de Tentudía. Además de discurrir por ella dos de las cuencas hidrográficas más importantes de la península, la de los ríos Tajo y Guadiana. Así como un considerable número de embalses y pantanos que la convierten en la región española y europea con más kilómetros de costa dulce, e incluso con dos playas de interior como la de Orellana que lleva ya nueve años consecutivos con la bandera azul que otorga la Unión Europea y la de Cheles en el embalse de Alqueva.
Cambio climático
Uno de los aspectos que más puede hacer cambiar en los próximos años el sector turístico es el que tiene que ver con el cambio climático. Como también lo está haciendo ya con la agricultura y la ganadería, cada vez más dependientes del agua y de la eficiencia energética. Un dato muy a tener en cuenta en la región.
Según el Plan Turístico Extremadura 2017-2010 elaborado por la Junta, en términos de niveles medios de ocupación de alojamientos hoteleros, esta se concentra en los meses centrales del año. Los mayores niveles se observan en el mes de abril, coincidiendo con la festividad de Semana Santa, en los meses estivales (julio y agosto) y en los meses de septiembre y octubre.