tierra de barros
Santiago Prieto (CLYGAL): “El viñedo y el olivar en Tierra de Barros necesitan reinventarse para no peligrar su futuro”
Entrevista con
Santiago Prieto
Técnico de la Comunidad de Labradores y Ganaderos de Almendralejo (CLYGAL)
¿A cuántos socios representa CLYGAL y cuáles son sus objetivos?
Contamos con unos 650 a 700 socios, con la viña y el olivar como cultivos más representativos. No contamos con ayudas directas ni a través de cursos de formación, solo funcionamos con las cuotas de nuestros socios. Servimos a nuestros socios en las relaciones ante la administración, trámites de subvenciones, laboral, fiscal, temas de catastro, etc.
El viñedo atraviesa una importante crisis, especialmente en los vinos tintos. ¿Cómo ves su evolución?
El viñedo en Tierra de Barros debe volver al sentido común y no a las modas o a lo que se lleva en una coyuntura. Volver a lo que se adapta mejor a su clima, latitudes, suelo. Otro tema muy serio es el de la falta de mano de obra, que obliga a ir hacia el sistema de espaldera. El viñedo de secano como el nuestro tiene que competir con otros viñedos en Extremadura y el resto de España que tienen riego. No es lo mismo un viñedo que da 20.000 a 30.000 kilos por hectárea en las Vegas del Guadiana que nosotros con 10.000 kilos. Por no hablar de lo que pasa en el viñedo de Castilla-La Mancha. La PAC apunta a la biodiversidad del secano pero no ve que el regadío está haciendo trampas. Si seguimos así vamos a un modelo más parecido al de la Campiña de Azuaga o Llerena que al de las Vegas Altas.
¿Y qué debería hacer la Administración?
Debe entrar de lleno en el problema, y enfocar el sobre nacional de la OCM al sector del viñedo tradicional. E incentivar el abandono definitivo del viñedo para aquellos agricultores que deseen cesar en la actividad, priorizando a los jubilados, con más de 70 años, etc… Y con ayudas directas a la reestructuración del viñedo para potenciar las variedades para vinos blancos, rosados, cava, espirituosos. Orientarse más a la calidad más que al volumen. Así como una apertura racional del cupo del cava.
La aceituna de mesa ha estado muy marcada por el precio en origen del aceite de oliva. ¿Hacia dónde va el sector?
Sabemos que el precio de la aceituna de mesa lo marca el precio del aceite de oliva en cada campaña. Si la previsión es que la aceituna para moler valga dinero, la de mesa se resiente. Destinándola a almazara ahorras mano de obra y alargas la campaña. Hay un problema serio de gente que sepa cogerla. Hay SAT que este año directamente no han abierto sus entamadoras. Y menos mal los 160 litros por metro cuadrado que llovieron en octubre, porque las perspectivas en agosto y septiembre eran terroríficas. Es un sector en claro declive en la zona.
¿El sector del aceite de oliva es también viable con el modelo actual?
Tierra de Barros tiene dos grandes problemas en este sentido. Por un lado, no está aún claro que el olivar superintensivo o en seto se desarrolle bien en secano en todos los terrenos. Está por ver. En el caso del intensivo, en variedades como Picual, Hojiblanca o Verdial sí podría tener futuro. Además de la mano de obra, el otro gran problema es el de la seguridad en el campo. Tenemos que recolectar rápido porque si no nos roban la aceituna. La culpa no es de la Guardia Civil, es una clara dejación de funciones de las administraciones competentes, durante las últimas dos décadas. Hay que controlar más la trazabilidad y los puntos de compra.
¿Cómo valoráis el proyecto de regadío en Tierra de Barros?
No contamos con medios para poder analizar otra posible alternativa al que se ha presentado por parte de la Administración, aunque tenemos nuestras dudas técnicas. Como el que se hable de un perímetro de 43.000 has para regar una zona de 15.000 has. Con un tercio de las parcelas muy lejos de los puntos de agua. Será el agricultor el que decida si riega o no. La comarca necesita cambios profundos que garanticen la viabilidad económica de las explotaciones. Esta Asociación seguirá vigilante en las expropiaciones, para que los afectados reciban unos importes dignos.
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El regadío de Tierra de Barros que llegará a 15.170 hectáreas en 2026 abre las puertas al cultivo de frutos secos
Si los plazos se cumplen, a lo largo del año 2026 el agua de riego procedente de los pantanos de Alange y Villalba de los Barros llegará a 15.170 hectáreas de más de 6.500 parcelas de zona de Almendralejo y Mérida. En total se verán beneficiados las parcelas de 12 municipios: Almendralejo, Villalba de los Barros, Ribera del Fresno, Alange, Fuente del Maestre, Aceuchal, Villafranca de los Barros, Solana de los Barros, Torremejía, La Zarza, Mérida y Villagonzalo.
La Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura, que será la encargada de coordinar los trabajos, calcula que el inicio de las obras se realizará en el año 2023, con un coste total de 250 millones de euros. Una inversión superior a los menos de 200 millones de euros previsto en un principio, que no deben suponer mayor cara financiera para los regantes que seguirán aportando los 66 millones de euros previsto en un principio. El resto de la obra será sufragado por la Junta de Extremadura y la Administración Central. Una de las principales novedades del proyecto es que su entrada en funcionamiento no será por fases sino de una sola vez.
Las obras del riego de Tierra de Baros beneficiaran a un total de 1.200 agricultores por explotaciones de reducido tamaño medio, unas 2.3 hectáreas por finca. En su gran mayoría, actualmente dichos campos cuenta con cultivos de olivo y vid. Con la llegada del riego, además de aumentar la producción por hectárea, el objetivo es plantearse también otro tipo de cultivos alternativos como por ejemplo el de los frutos secos.
Entre los aspectos de mejora contemplados en las últimas reuniones entre la administración regional y los regantes figura la construcción de una planta fotovoltaica con una inversión de 19 millones de euros que permitirá reducir el coste de la factura eléctrica de cada regante. Además de mejorar la seguridad de las gigantescas balsas de agua que permitirán embalsar el riego procedente de los pantanos. Está prevista la construcción de más de 2.200 kilómetros de tuberías.
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