Los embalses extremeños deciden el futuro de 750 millones de euros de ingresos para el regadío
Los principales cultivos en facturación y empleo -tomate, fruta, maíz, arroz, tabaco, olivar, viñedo…- dependen del agua
Aunque en estas fechas de primero de año se habla mucho de ayudas de la PAC, cotizaciones de los precios en Lonja, plantones y semilleros, abonos y fertilizantes, fechas de plantación…de poco servirá si los embalses claves del regadío extremeño, tanto de la cuenca del Guadiana como del Tajo, no recuperan al menos su aspecto habitual de la última década. Sin el agua de regadío, la viabilidad de nueva parte de las 290.000 hectáreas de regadío regional estaría en entredicho, y con ellos más de 750 millones de euros en ingresos directos para los agricultores.
La cuenca del Guadiana, que vertebra en sus Vegas Altas y Bajas, la mayor parte de los cultivos industriales de peso regionales (tomate, arroz, maíz) así como los frutales de hueso y las grandes explotaciones de olivar superintensivo y en seto, ha tenido en la última década de media una ocupación del 51,5% de su capacidad total. En torno a los 4.700 hectómetros cúbicos.
“Todo lo que no sea llegar al comienzo de la primavera con un volumen por encima del 40% de su capacidad en la cuenca del Guadiana -asegura el gerente de una de las más importantes cooperativas agrícolas extremeñas- es introducir mucha incertidumbre entre los agricultores. Y más tras lo sucedido en la campaña del 2022 con el maíz y el arroz, y algo menos con el tomate”.
Del aspecto que tengan en las próximas semanas los embalses de Orellana, Alange, García de Sola, Zújar, La Serena o Cíjara dependerá mucho el producto interior bruto económico del campo regional. Tanto en producción y renta de los agricultores, como en miles de peonadas y jornales en campo, y de cientos de puestos de trabajo en fábricas de tomate y arroz, almacenes de maíz, o en las centrales hortofrutícolas.
En el caso de los pantanos extremeños de la cuenca del Tajo, que han tenido una otoñada con más precipitaciones que la del Guadiana, también resultan claves para cultivos de olivar, fruta de hueso, tabaco, pimiento para pimentón, almendro o hortícolas como el espárrago blanco lo que suceda en embalses como el de Valdecañas, Torrejón, Gabriel y Galán, Cedillo, Borbollón o incluso Alcántara.
Cultivos estratégicos
Hay que tener en cuenta la facturación global de los principales cultivos del campo extremeño depende en buena medida de la posibilidad de regar. De media, unas 43.000 has de maíz, 7.000 de tabaco, 23.000 de tomate para industria, 21.000 de arroz, unas 20.000 de fruta de hueso, 15.000 de nuevas plantaciones de almendro, 1.600 de nogal, 1.100 de pistacho, unas 65.000 hectáreas de olivar -muchas de ellas en seto o superintensivo- y unas 32.000 de viñedo depende de que el agua llegue a los surcos o los pies de los árboles.
El impacto económico media de las producciones y cultivos asociados al regadío regional en Extremadura supera los 750 millones de euros en ingresos directos para el productor, sin contar además lo que supone a nivel agroindustrial y en empleo rural.
La superficie de riego en Extremadura se sitúa en 290.586 hectáreas, de las que 176.139 incorporan el riego localizado, suponiendo el 60,6% del total, 7 puntos más que la media estatal, que se sitúa en el 53%. El resto de agricultura de regadío en la región extremeña se completa con 74.614 hectáreas regadas por gravedad, 23.366 por aspersión y 16.467 por riego automotriz.
A fecha del 9 de enero, la cuenca del Guadiana estaba al 33,3% de su capacidad de agua -en torno a 3.169 hm3- solo tres puntos mejor que en la misma semana del 2022. Aunque el embalse de Orellana mejor que el pasado año. Mientras, en la del Tajo sí ha subido hasta más del 63%.