Antonio Soto (Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “Extremadura produjo 1,36 millones de toneladas de cultivos herbáceos en la última campaña, con el maíz como el más destacado”
Entrevista con
Antonio Soto
Presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura
¿Qué importancia tiene para la agricultura extremeña los cultivos herbáceos?
Los cultivos herbáceos tienen una gran importancia para la agricultura en Extremadura y, de hecho, somos la tercera región productora de maíz a nivel nacional y la sexta teniendo en cuenta a todos los cultivos herbáceos, que en la sectorial de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura engloba a cooperativas extremeñas que producen trigo blando y trigo duro, cebada, maíz, avena, centeno y triticale, entre otros.
Así, en Extremadura tenemos una producción de 1,36 millones de toneladas de cultivos herbáceos en la última campaña, lo que representan el 5 % del total nacional, y destinamos casi 269.000 hectáreas a estos cultivos. Esta producción es similar e incluso un poco superior a la de una campaña normal y representa además un incremento en algo más de 300.000 toneladas respecto a la de 2019, en la que las condiciones meteorológicas registradas hicieron que la producción descendiera.
En esa campaña de 2020, las cooperativas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura sembraron y produjeron aproximadamente la mitad del maíz que tiene la región, que fue de las 521.413 toneladas.
El cultivo del maíz ha sido el más importante en hectáreas en el regadío regional. ¿Sigue siendo un cultivo refugio para muchos agricultores?
El cultivo de maíz es el que representa mayor producción dentro de los cultivos herbáceos en Extremadura. En las últimas cinco campañas se ha incrementado un 5% esa producción, pasando de algo más de 496.300 toneladas en el año 2016 a superar las 521.400 toneladas durante la pasada campaña de 2020.
Esto no se ha visto traducido en el número de hectáreas, que han descendido en 7.900 hectáreas y esto se debe al aumento de los rendimientos obtenidos en la producción.
En relación a cultivos como el trigo, tanto blando como duro, o el centeno y la avena, ¿son estables en la región?
La estabilidad de los cultivos depende siempre de las condiciones meteorológicas que tengamos, si es un año de sequía o si se registran fuertes lluvias durante la primavera siempre afectará al desarrollo de la campaña. Y eso es lo que ha condicionado la producción y hectáreas que destinamos a cada cereal de invierno en Extremadura.
En trigo blando y en trigo duro, la producción en la campaña pasada fue el doble que la de 2019, por la meteorología de ese año, pero muy similar a la registrada en 2018. Lo mismo ocurre con la cebada y con la avena, aunque aquí el descenso registrado ha sido continuado también durante las últimas campañas; y lo contrario ocurre con el triticale que ha ido aumentado su producción los últimos años, pasando de casi 98.3000 hectáreas en 2016 a las 148.124 que tuvimos en 2020. Mientras, el centeno es un cultivo que se ha ido abandonando, con un progresivo descenso de producción y la nula dedicación de hectáreas.
De producirse la llegada de la industria azucarera a Mérida y la vuelta al cultivo de remolacha, ¿cambiaría mucho el mapa de otros cultivos herbáceos?
Cambiaría mucho o poco en función de numerosos aspectos que influirían en ello, por lo que es difícil aventurar algo así ahora mismo. Habría que tener en cuenta el desarrollo de los cultivos herbáceos y también del resto de cultivos, como por ejemplo el tomate. Esos son algunos de esos factores que comentaba y otro que influirá será la rentabilidad final del cultivo de remolacha para que los agricultores extremeños apuesten por él o no.