Olivar en seto, almendro, viñedo y hortalizas impulsan los regadíos extremeños por encima de las 283.000 hectáreas
Los cultivos de regadío se han convertido en la columna vertebral del campo extremeño desde hace décadas. Tanto por volumen de producción, como por su peso en el empleo agrario y agroindustrial, y por su importancia en el comercio exterior. El análisis de los últimos datos del ESYRE, la Encuesta de Superficies del Ministerio de Agricultura para 2020, muestra como la región ha superado ya las 283.500 hectáreas de cultivo de riego. Unas cifras que en los próximos años aumentará de forma significativa con los proyectos de Tierra de Barros (15.170 has) y de Monterrubio de la Serena (1.200 has).
La importancia de los cultivos de regadío -y de la climatología para asegurar su viabilidad campaña tras campaña- queda de manifiesto en el volumen de facturación que suponen sus producciones: más de 750 millones de euros llegan cada campaña a los productores procedentes de sus cultivos de riego.
El mapa de los cultivos de regadío en Extremadura ha evolucionado con fuerza en la última década, al sumar 48.000 nuevas hectáreas lideradas sobre todo por los olivares superintensivos y en seto, los almendros, el viñedo y los cultivos de hortícolas asociados a las industrias de verduras congeladas. En el caso del moderno olivar, ha propiciado que la región pasara de producciones medias de 55.000 toneladas de aceite de oliva a superar en los últimos años las 72.000 tn. Extremadura ya dispone de 64.000 has de olivar de regadío. Y en el viñedo, la reconversión varietal ha propiciado el impulso al riego que suma más de 10.000 hectáreas en pocos años para alcanzar las 32.00 has en total.
Hay cultivos hortícolas que han crecido con fuerza en los últimos años en los regadíos extremeños, como el brócoli, el tomate para ensalada, el calabacín o el pimiento entre otros. Los contratos plurianuales de las empresas de congelados instaladas en la provincia de Badajoz dan estabilidad a estos cultivos.
Aunque el cultivo que más ha tirado del regadío en los últimos cinco años en la región ha sido el del almendro, que suma casi 12.000 has de cultivo según las cifras de la ESYRE y que ha quitado protagonismo a otros cultivos más tradicionales en zonas de regadío, obligando a algunas cooperativas a abrir secciones de almendra para dar servicio a sus socios.
Cultivos tradicionales
Los grandes cultivos tradicionales del regadío se mantienen en el tiempo, aunque algunos hayan dejado por el camino miles de hectáreas. Entre cinco de ellos -tomate, arroz, maíz, tabaco y fruta- superan las 100.000 hectáreas y sobre todo concentran la mayor facturación.
El tomate para industria -con una horquilla media entre 19.000 y 24.000 has- sigue siendo clave para el empleo agroindustrial en las Vegas del Guadiana y el regadío de Cáceres; el maíz sigue siendo básico, aunque los fuertes vaivenes en sus cotizaciones internacionales no han logrado mantener una estabilidad en el tiempo; la fruta de hueso también sigue siendo muy importante, tanto en mano de obra en campo y en las centrales hortofrutícolas como en la exportación a grandes mercados europeos y de ultramar; el arroz ha perdido más de 7.000 hectáreas en pocos años pero mantiene un núcleo destacado de agricultores y pueblos donde es el cultivo esencial; el tabaco de las comarcas del norte de Cáceres, lejos ya de las 9.000 hectáreas de décadas pasadas, vive pendiente de las ayudas de la nueva PAC que pueden darle oxígeno para unos años más u obligarle a buscar alternativas no tan rentables y con menos carga de mano de obra.