Almendro, pistacho y nogal superarán las 30.000 hectáreas de cultivo en esta campaña en Extremadura

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Almendros

La mayor disponibilidad de agua en 2023 redujo el barbecho en regadío a 3.830 has frente a las 12.656 del año 2022

Una de las grandes revoluciones del campo español en la última década la han protagonizado los cultivos de frutos secos, con almendro, pistacho y nogal a la cabeza. Y Extremadura, aunque a un menor ritmo inicial que otras regiones como Castilla-La Mancha o Andalucía, ha acelerado en su crecimiento en las últimas campañas. Según los datos de la Encuesta de Superficies (ESYRE) del Ministerio de Agricultura para el año 2023, entre el cultivo de almendro, pistacho y nogal suman ya 28.874 hectáreas en Extremadura. Esta cifra supone un amento de más de 4.000 hectáreas en un solo año, frente a las 24.777 has del año 2022.

En total el cultivo del almendro supone ya 22.902 has, de las que 19.260 estarían en riego, un punto diferencial frente a lo que ocurre en otras regiones muy potentes en el cultivo del almendro donde sigue dominando el secano. Mientras, el nogal avanza hasta las 2.262 hectáreas, de las que 2.195 estarían en riego, Y el pistacho da un gran salto en extensión al superar las 3.710 hectáreas, de las que unas 1.800 has estarían en riego actualmente.

A estas cifras de cultivo de frutos secos habría que sumar también el castaño, que suma 2.885 has en Extremadura, y que ha crecido con nuevas plantaciones en los últimos años pero a un ritmo menor que el del resto de cultivos de frutos secos, ya que está más localizado en determinadas zonas como las Villuercas y el norte de Cáceres. Otro cultivo en crecimiento, a medio camino entre el fruto seco y la fruta (higo seco e higo fresco) es la higuera que suma ya 12.771 hectáreas, de las que 10.306 estarían en secano.

Estos tres cultivos (almendro, pistacho y nogal) han protagonizado junto al olivar en seto, superintensivo e intensivo buena parte del cambio de paisaje agrario experimentado por la región en los últimos años, con un creciente protagonismo de los cultivos leñosos. Tanto en tierras de regadío como también en secano. Y abarcando numerosas comarcas agrícolas de toda Extremadura tanto de la provincia de Badajoz como de Cáceres. Y dando entrada también a un nuevo perfil de productor, en muchos casos conectado con contratos de larga duración a fondos de inversión o empresas comercializadoras.

Cultivos de regadío
El resto de cultivos, especialmente los asociados a regadío, experimentaron en la pasada campaña un segundo año de reajuste debido a la disponibilidad de agua par sembrar. Así, según los datos de ESYRE, el arroz se quedó en las 12.556 has, frente a las 1.500 has de la anterior pero muy lejos de sus producciones medias históricas. Mientras, el maíz volvió a ser uno de los cultivos más castigados con 27.954 has, muy lejos también de las cifras que habitualmente se siembran en la región. El tomate para industria se mantuvo fuerte, por encima de las 21.000 has, gracias en gran parte a los buenos precios pactados con las industrias, mientras el girasol se quedó en 10.145 has, pero esta vez en más de un 90% de la superficie en secano.

Según los datos de ESYRE, en la campaña del 2023 había en Extremadura 9.742 hectáreas de cerezos, 6.812 has de melocotón y nectarina y 5.347 has de ciruela, los frutos de hueso más importantes en extensión y producción de la fruticultura extremeña.

Lo ocurrido en la pasada campaña del 2023 con el barbecho en regadío explica en gran parte la mejora en extensión en varios cultivos en relación al mal año 2022. Así, se pasó de más de 12.600 has de barbecho en regadío en el año 2022 a 3830 has en la pasada campaña.

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