Agua y mano de obra condicionan el futuro del sector agrario extremeño
Dispone de 290.586 has de riego a expensas del clima y cuatro veces menos de mano de obra extranjera en el campo que la media española
Pocos días antes de que comenzaran en Extremadura las primeras lluvias en meses, en la segunda semana de septiembre los embalses de la cuenca del Guadiana mostraban una imagen desoladora. Con poco más de 2.295 hectómetros cúbicos de agua embalsada (24,1% de su capacidad total), menos de la mitad que la media de los últimos diez años. En el mayor pantano de la cuenca, el de La Serena, solo se almacenaban 424 hectómetros cúbicos para una capacidad de 3.219. Una imagen que mantiene en vilo a miles de agricultores y ganaderos de la región que han visto durante este verano la magnitud del problema del agua, agravado en esta ocasión por una ola extrema de colar continuada que a arrasado cultivos y puesto en situación crítica el abastecimiento al ganado.
Pese a la subida de los costes energéticos de los últimos meses, que han tenido un efecto directo sobre el precio de los insumos más empleados en el sector agroganadero (fertilizantes, abonos, piensos…), la falta de agua unida a la falta de mano de obra que ya es latente en muchos sectores y zonas agrícolas y ganaderas de la región, son los dos grandes factores condicionantes del campo en la actualidad. Y que están marcando ya en el caso de la agricultura decisiones claves de inversión en los próximos años a la hora de elegir un tipo de cultivo u otro.
En regadío
Según datos del Ministerio de Agricultura, la comunidad extremeña cuenta con 64.275 explotaciones agrarias o ganaderas, y con tierras de cultivo -sin contar pastizales y pradera de 1,05 millones de hectáreas. De esta cantidad, actualmente, el regadío supone en torno a las 285.000 hectáreas, en torno al 26% del total. Sin embargo, esa cuarta parte de la tierra con riego supone un porcentaje en producción, ocupación laboral y valor de mercado mucho mayor debido al peso de cultivo como tomate para industria, fruta de hueso, tabaco, arroz, olivar superintensivo o almendro. De ahí que la falta de agua o su limitación como ha ocurrido en esta campaña de verano suponga un duro quebranto tanto para la producción agrícola como para el empleo industrial.
Hay que tener en cuenta que el 67% del agua para riego se destina a cultivos herbáceos, el 7% a fruta y menos del 3% a olivar y viñedo. Hay que tener en cuenta que el 90% del agua de riego en la región proviene de aguas superficiales, de ahí la gran importancia del estado de los embalses. Uno de los datos más llamativos para el futuro del riego en la región y el uso del agua es que un 40% del riego aún no es con goteo, según datos del Ministerio de Agricultura.
Mano de obra
Otro de los mayores desafíos a los que se enfrenta el sector agrario y ganadero extremeño es la falta de mano de obra, Aunque pudiera parecer un contrasentido vistas las cifras de paro existentes. La falta de relevo generacional familiar en muchas explotaciones, unido a la salida de la región de muchos jóvenes, con y sin formación, ha provocado que en determinadas campañas agrícolas y comarcas de la región resulte complicado encontrar mano de obra y cuadrillas.
Una de las explicaciones a esta situación la encontramos en la mucha menor presencia de mano de obra extranjera en el sector agrario regional en relación al español. Según los datos de la Seguridad Social referidos a agosto del 2022, en la región había 72.729 afiliados en el sector agrícola sobre un total de 412.566 en toda la comunidad. De este total, menos del 5% eran de origen extranjero. Mientras, la media española de trabajadores afiliados agrarios a la Seguridad Social se situaba en el 19,4% en el mes de agosto, casi cuatro veces más.