Ana Toribio y Guillem Caballero (Asociación Tierra Sana Agroecológica): “La demanda de productos sanos, frescos y cercanos ha aumentado”
Entrevista con
Ana Toribio y Guillem Caballero
Asociación Tierra Sana Agroecológica
¿Cómo surgió la Asociación Tierra Sana y qué objetivos que tiene?
La asociación nace en el 1998 en el Valle del Jerte para la defensa de la agricultura biodinámica e integrada. En 2016 un grupo de personas comprometidas con el territorio deciden dinamizar y promover las actividades de la asociación, contando con agricultoras en los valles del Ambroz, el Jerte y la Vera. Promovemos la formación invitando a personas con gran experiencia en el sector ecológico, al igual que se han incorporado compañeras con conocimientos y nuevas perspectivas en el manejo ecológico. Experimentamos mediante prueba y error, y compartimos los conocimientos obtenidos al resto de agricultoras, siguiendo prácticas de “campesino a campesino”. Este es el principal motor de la asociación, lo cual nos ha permitido tejer una red de apoyo mutuo. Además organizamos jornadas y trabajamos en la difusión de las bondades y los retos de la agroecología.
¿Lo que está ocurriendo con el Covid-19 abre nuevas posibilidades a un tipo de producción y comercio más local y responsable?
La pandemia actual ha abierto un espacio para la reflexión acerca de la sociedad del futuro que queremos, y posibilidades se han abierto en todas las direcciones. También nos ha invitado a reflexionar sobre los canales de comercialización y la distribución alimentaria. La dependencia de mercados e insumos externos debe transitar hacia modelos más locales, donde los recursos endógenos representen una parte más significativa de la economía, generando un incremento de la resiliencia social y ambiental.
La demanda de productos sanos, frescos y cercanos ha aumentado, presentándose una gran oportunidad para el desarrollo de producciones más ancladas a sus territorios, con prácticas sostenibles e impulsoras de redes de comercio local. Ahora bien, los mercados al aire libre se han cerrado durante el confinamiento y las pequeñas producciones se ahogan, especialmente las ganaderas. Pero, en cambio, el abastecimiento de alimentos ha recaído sobre supermercados y grandes superficies, los cuales incorporan mayor cantidad de plásticos y calorías vacías en sus estanterías. Posibilidades se abren muchas, pero unas se ven más apoyadas que otras. Dependerá de todas equilibrar la balanza hacia modelos sostenibles.
¿La venta on line puede cambiar l modelo alimentario?
Este tipo de venta genera un cambio en la distribución de alimentos que puede beneficiar a la pequeña producción. Pero, a pesar del aumento de la digitalización en el medio rural, aún existe una brecha con el medio urbano: población envejecida, falta de conocimientos, falta de servicios,… La venta on-line permite un contacto más directo entre productora y consumidora y se tiene que dar un mayor acompañamiento y acceso a recursos digitales en el medio rural.
Extremadura cuenta con un Clúster de la Artesanía Alimentaria ¿Qué retos debería tener?
Hay que seguir trabajando para concienciar sobre la importancia de la alimentación saludable, sostenible y de cercanía. Extremadura tiene un potencial enorme para la creación de un tejido de pequeñas industrias artesanas de la transformación de productos del territorio, por lo que hay que apoyar y acompañar las iniciativas que vayan en esta dirección. Es necesario actuar en red y de manera conjunta para dirigir reivindicaciones conjuntas hacia la creación de leyes que apoyen la pequeña producción y elaboración.
La Administración regional parece abierta a legislar sobre la venta de pequeños productores alimentarios ¿Sigue siendo complicado poder vender lo que uno produce?
Existen pequeñas redes locales en los pueblos que permiten la venta de pequeñas producciones – incluso de transformaciones (vinos, licores, etc.), pero eso no está regulado. En esta zona norte está todo articulado a través de cooperativas y almacenes y quien crea iniciativas para la venta directa se enfrenta a un cargo extra de trabajo y burocracia poco apetecibles, a la vez que asume riesgos en la rentabilidad del proyecto al tener escaso apoyo. Esperemos que se siga trabajando en el reciente decreto de regulación de venta directa, el cual abre una ventana de posibilidades.