Eusebio Pérez Rangel (Sectorial Aceituna de Mesa de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “La campaña ha sido nefasta en producción con precios razonables que no han compensado al ser tan baja”

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Entrevista con
Eusebio Pérez Rangel
Presidente Sectorial Aceituna de Mesa de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura

¿Cómo se ha comportado la campaña de verdeo en Extremadura con bastante menor producción?

Esta campaña ha sido nefasta en la mayoría de los casos por la importante bajada de producción registrada, que se ha debido a la climatología, ya que ha afectado mucho la sequía y el “cansancio” de los olivos por la cosecha anterior. Respecto a los precios, han sido más o menos razonables, pero al ser una cosecha tan baja, con muchas mermas, a la mayoría de agricultores le sale los números en negativo con explotaciones incluso en las que la producción de aceituna no se ha llegado a coger.

Desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura creemos que los agricultores extremeños deben apostar cada vez más por la calidad, que ya la tenemos, pero hay que cuidarla y ensalzarla, ya que es la única forma de compensar unos costes que son altos y diferenciar nuestro producto del de otros países.

Extremadura es la segunda mayor productora española de aceituna de mesa ¿Tiene el mismo peso industrial en la transformación y comercialización?

Extremadura es efectivamente la segunda región productora de aceituna de mesa en España, siendo Andalucía la principal. Así hemos conseguido posicionar a nuestro país como claro líder mundial en producción y comercialización de uno de nuestros alimentos más emblemáticos, junto al aceite de oliva.

Todo un logro fruto del trabajo y sacrificio de uno de los sectores, el olivarero, con mayor importancia social, económica y ambiental de nuestro país, que ha apostado firmemente por asegurar e incrementar progresivamente la calidad de sus producciones, que ha mejorado su eficiencia para ganar competitividad en los mercados.

Muchas de esas inversiones han venido de la mano de las cooperativas que, no olvidemos, son las empresas que constituyen los propios agricultores para dar una salida efectiva a su producción, haciendo más fuerza en la comercialización al estar unidos. Las cooperativas agroalimentarias extremeñas han impulsado la transformación y comercialización de la aceituna de mesa. Y, de hecho, aglutinan el 37% de la producción extremeña, destacando fundamentalmente la provincia de Badajoz, que supone el 44% de esa producción cooperativa frente a la de Cáceres que representa el 28% aproximadamente.

¿Qué grandes retos tiene pendientes el sector?

Un reto muy importante que tenemos es abordar la diferencia entre los costes de producción que tenemos y los precios de venta que percibimos, porque eso afecta a la rentabilidad del agricultor. Desde el sector cooperativo estamos apostando por abaratar los costes en la medida de lo posible. Además habría que abordar nuevos mercados emergentes y que el sector tenga ya una solución por parte de la Administración a la problemática con los aranceles de EEUU, que empezó por un litigio entre empresas aeronáuticas con las que el sector nada tiene que ver. Aquí, con la última autorización de la OMC a la Unión Europea a imponer también aranceles a productos estadounidenses, se nos da la herramienta para acabar con estos aranceles mutuos y es necesaria una firme voluntad política de EEUU y UE para eliminar unos aranceles injustos para nuestro campo. Creo que todo ello reforzaría la competitividad del sector.

La IGP Manzanilla y Gordal de Sevilla ha inscrito ya sus primeras marcas para lanzarlas al mercado ¿Perjudicará mucho a la aceituna de mesa extremeña?

Va a tener efectos negativos, porque se crea una brecha en el sector. Básicamente se crean dos categorías de aceituna, porque se hace por la variedad, que es una de las variedades por excelencia en Extremadura, ya que la Manzanilla se da fundamentalmente en la provincia de Badajoz. El problema es ese, que usa el nombre de una variedad que no es exclusiva de Andalucía y eso limita el derecho de todo el sector. Las consecuencias que vemos son económicas y comerciales, que perjudicarían a nuestra región, porque nuestra aceituna tendría un precio más bajo por no estar en esa IGP, cuando un 30% de la producción de manzanilla es extremeña.

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