Certificación Agroalimentaria, el mejor pasaporte para la seguridad alimentaria
Cada vez más empresas y cooperativas encuentran problemas a la hora de conseguir entrar en una grande cadena de supermercados o para convencer a importadores internacionales. La razón es sencilla: no disponen de certificaciones de garantías para sus procesos industriales y sus productos. En los últimos años, las certificaciones agroalimentarias han dado un salto de gigante en el mercado español.
Hay que tener en cuenta que las certificaciones y acreditaciones son protocolos voluntarios de actuación que ayudan a fortalecer la seguridad alimentaria y a transmitir un compromiso de calidad al consumidor final. Y son muchas veces la mejor forma de certificar la seguridad alimentaria a todos los niveles.
Las normativas se encuentran estandarizadas bajo el código ISO que coordina los diversos reglamentos nacionales de acuerdo al Acta de la Organización Mundial de Comercio. Cada vez más, se certificaciones internacionales claves como pueden ser las propias normas ISO (destacan la 9001 y la 22000), la IFS (International Food Standars), BRC (British Retail Consortium) o la Globalgap.
En mercados como Alemania, Francia, Reino Unido o Italia, disponer de alguna o varias de estas normas se considera imprescindible para entrar en el canal de gran consumo alimentario. Muchas empresas, industrias y cooperativas extremeñas disponen de ellas.
También ha crecido el interés por normas más específicas como la Halal, que sigue los preceptos de la ley islámica, o la Kosher, que respeta la religión judía, o los de NO GMO, para productos no modificados genéticamente.