La trashumancia resiste al tiempo
Unos pocos ganaderos mantienen viva la trashumancia desde los Montes de León a Extremadura de octubre a mayo y viceversa, que llegó a mover 130.000 ovejas

El GPS indica que hay 474 kilómetros de distancia entre los pueblos de Navas del Madroño, en la provincia de Cáceres, y el pequeño pueblo leonés de Cubillas de Arbas, en la Reserva Natural del Alto Bernesga. Este octubre, con los fríos ya en el calendario, algún ganadero leonés subió sus 50 vacas al camión y las llevó hasta los pastos otoñales de la localidad cacereña.
“La provincia de Cáceres es la más cercana que siempre me ha asegurado buenos pastos en los meses del año en los que por aquí, en León, resulta más complicado por el tiempo. Algún año, por circunstancias, me he tenido que quedar en Cubillas y si le da por venir el invierno de nieve y hielo, el ganado lo pasa mal”. Incluso ya realiza el saneamiento ganadero en Extremadura porque le resulta más cómodo hacerlo allí. Un tema, el de la sanidad animal, que se ha convertido en un gran quebradero de cabeza para los ganaderos trashumantes, especialmente con el tema de la tuberculosis bovina.
Una trashumancia que este ganadero lleva haciendo desde hace muchos años, para pasar de octubre a mayo en tierras extremeñas, dejando casa y familia. Lejos van quedando ya los años en los que imponentes rebaños que sumaban más de 130.000 ovejas merinas tomaban rumbo a alguno de los cerca de 400 puertos con pastos de altura de León a finales de los años 80 y principios de los 90. Ahora, la trashumancia entre Extremadura y los territorios de las montañas leonesas apenas se limitan a unas de 30 ganaderías, la mayoría de propietarios leoneses.
La despoblación rural y su envejecimiento, la sequía en los pastos y el cambio climático, el precio de la carne en origen, las dificultades burocráticas para el traslado de animales, el coste del transporte…muchos condicionantes que van limitando una forma de vida y de ganadería casi única en Europa. Entre Extremadura y Castilla y León concentran todavía el 85% de la actividad de ganado trashumante de toda la Unión Europea, especialmente con las provincias de León y Ávila.
Iniciativas como el Registro Extremeño de Trashumantes, creado por la Junta de Extremadura en diciembre del 2016, intentan mantener viva esta forma de pastoreo. “Los desplazamientos ganaderos norte-sur desarrollaron una red de comunicaciones que se mantiene en la actualidad, extendiéndose por doce comunidades autónomas y cuarenta provincias, con una longitud de 125.000 kilómetros y más de 400.000 hectáreas de superficie, de los cuales 7.200 kilómetros discurren por Extremadura, ocupando 30.000 hectáreas y llegando, en su día, a ser destino de tres cuartas partes de la cabaña ganadera”, según los datos de la administración regional. La cuantía de las ayudas depende de los diferentes tipos de explotaciones ganaderas, siendo de 4 euros por unidad de ganado vacuno y equino, al día; y de 0,60 céntimos por unidad de ovino y caprino, al día.
La labor de entidades como la Asociación Trashumancia y Naturaleza, que cuenta entre sus promotores con ganaderos extremeños, también intenta mantener viva con numerosas actividades la esencia de la trashumancia. O la de municipios como Siruela , “Capital de invierno de la Trashumancia”.
No es hasta la década de los40 del siglo pasado cuando el uso del tren se generaliza para todo tipo de rebaños, especialmente los de la Montaña occidental leonesa (Babia, Luna, Omaña y Laciana) y los de la Tercia, Mediana y Valdelugueros, hacia Villamanín y La Pola de Gordón. En los últimos años, pueblos como Sena de Luna, Cabrillanes, San Emiliano, Vegarada, Redipuertas o Villaverde de la Cuerna figuran entre los más activos de la trashumancia leonesa.
Históricamente los municipios extremeños de la zona de Alcántara, Membrío, Brozas y Trujillo han sido las más activos en el envío de ganado en verano a los pastos de los montes leoneses, siendo menor las que procedían de la Serena o de Valle de Alcudia en Ciudad Real.