Las abundantes lluvias de marzo y abril complican el desarrollo de las variedades más tempranas de ciruela en Extremadura
La fruta de hueso sigue siendo un cultivo esencial para el sector agrario y agroalimentario regional. Tanto por su impacto social y en mano de obra, como por su gran peso en las exportaciones regionales. La campaña del 2024 se cerró en la región con unas 236.000 toneladas de producto, lastradas sobre todo por la fuerte caída del 23% en la producción de ciruela.
El arranque de variedades menos rentables en el mercado por un lado, unido a dificultades en la floración, hicieron caer de forma sensible el volumen de ciruela extremeña. La fruta de la que es líder a nivel español y europeo.
En la campaña actual, grandes productores de ciruela en la región ya han alertado de las dificultades que pueden encontrar la polinización cruzada y la floración en las variedades tempranas tras las abundantes lluvias y horas de frío durante prácticamente todo el mes de marzo. Una de las variedades más afectadas de ciruelas sería la Black Splendor.
En el caso de otros cultivos de fruta de hueso muy importantes como nectarina, melocotón y paraguayo, los problemas no serían con la polinización cruzada, si no que tendrían que ver con el desarrollo de las enfermedades fúngicas asociadas a la alta humedad existente. Y también a las dificultades que durante las tres primeras semanas de marzo han tenido los agricultores para entrar en sus campos y aplicar los tratamientos necesarios.
