La azucarera de Mérida necesitaría en su primer año la producción de cerca de 50.000 has de remolacha
El pasado 16 de julio se firmaba en Mérida un protocolo de intenciones que debe suponer la cuenta atrás para la puesta en marcha de una megaplanta azucarera a las afueras de Mérida. Junta de Extremadura, Ministerio de Industria y la empresa promotora de Emiratos Árabes, el grupo Al Khallej Sugar, representado por su presidente Jamal Al Ghurair, adelantaron que las obras podrían comenzar en el 2022 y estar lista para producir en el primer trimestre del 2024. Se trata de un proyecto de 500 millones de euros de inversión, con una capacidad de procesado de 5,5 millones de toneladas de remolacha azucarera al año -1.500 toneladas a la hora- para una producción anual de 1,7 millones de toneladas de producto terminado.
Además del desafío industrial y financiero del proyecto, que tendrá que conseguir fondos de ayudas estatales y de la UE para salir adelante, el otro gran interrogante viene dado por la gran cantidad de remolacha azucarera que será necesario para “dar de comer” a la factoría de Mérida. Teniendo en cuenta que desde el cierre de la planta azucarera de La Garrovilla (Badajoz) hace bastantes años ya no se cultiva remolacha en Extremadura.
Según el presidente de Ibérica Sugar Company SLU, Jamal Al Ghurair, será necesaria una producción de entre 700.000 y 900.000 toneladas al año para que se pueda hablar de una “gigaplanta”. Las previsiones apuntan a una superficie de cultivo cercana a las 50.000 hectáreas en el primer año, hasta alcanzar las 80.000 en varios años. Hay que tener en cuenta que en toda España la superficie de cultivo de remolacha es de 29.000 has repartidas entre Castilla y León y Andalucía, el 77% en regadío. La industria de Mérida también contempla traer remolacha del Alentejo portugués. En toda la Unión Europea, la superficie dedicada al cultivo es de 1,3 millones de hectáreas. La producción media por hectárea en la Unión Europea es de 73,6 tn, mientras que en España sube a las 91 has.
Agricultores
Ahora está por ver cómo responde el sector agrícola y cooperativo extremeño para entrar de nuevo en el cultivo de la remolacha. Según Ángel Pacheco, presidente de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, “de producirse la llegada de la industria azucarera a Mérida, el número de hectáreas que se dedicarían al cultivo de remolacha dependería mucho de que las condiciones para los productores fueran interesantes. Su vuelta está condicionada por numerosos aspectos. En principio, el proyecto contempla una superficie de entre 40.000 y 50.000 hectáreas para el primer año de actividad. Será clave la rentabilidad final del cultivo, que influirá en el hecho de que los agricultores extremeños apuesten por él o no. Existe otro condicionante y es el desarrollo que registren en la región los cultivos herbáceos y otros como por ejemplo el tomate”.
Según Ángel Pacheco, “actualmente tenemos cereales invierno como la cebada y el trigo, que son los principales cultivos de cereales de invierno en Extremadura. Son cultivos “estables” en producción y hectáreas, aunque esto siempre es algo que depende de las condiciones meteorológicas que tengamos cada campaña. En cuanto al maíz, es un cultivo al que dedicamos más de 41.700 hectáreas en Extremadura, que además es la tercera comunidad autónoma productora. Son datos a tener en cuenta porque la rentabilidad que llegue a tener el cultivo de remolacha es lo que condicionará las posibilidades reales del mismo en Extremadura”.
En las últimas campañas, la multinacional AB Sugar que domina el mercado español junto a la cooperativa vallisoletana ACOR, ha querido vincular el precio de la remolacha azucarera de cada campaña a la de la cotización del precio del azúcar en los mercados internacionales, lo que ha sido visto con recelo por el sector productor. En el caso de ACOR, ha firmado un acuerdo marco por un periodo de cinco años con los productores para garantizar 42 euros por tonelada de remolacha.