Luis Gutiérrez, productor de tomate: “El productor de tomate se enfrenta a una campaña muy complicada”
“El 14 de febrero se presentaron los contratos de tomate para industria, con precios que oscilan entre 107 €/tn en campo para industrias privadas y los 115 €/tn para industrias cooperativas. Estas cifras distan mucho de las de 2024, cuando alcanzaron los 130 €/tn en el sector privado y los 150 €/tn en cooperativas, un recorte del 20 al 25%.
En febrero, Cooperativas Agroalimentarias de Extremadura publicó un informe sobre costes de producción por hectárea de tomate, sobre consultas técnicas de diversas cooperativas. Según el análisis, el coste de producción se sitúa en 114 €/t, lo que evidencia la escasa o nula rentabilidad prevista para esta campaña.
En cuanto a rentabilidad, es importante diferenciar entre industrias privadas y cooperativas. En las privadas, los precios de contratación no cubren ni siquiera los costes de producción. Si a esto se añaden factores adversos como climatología desfavorable, enfermedades o baja producción, el resultado podría ser un año de grandes pérdidas para los agricultores. En el mejor de los casos, la rentabilidad será baja y no compensará el riesgo asumido.
En las industrias de cooperativas, la situación es diferente. Aunque los contratos se han firmado a 115 €/t, la rentabilidad final dependerá de la cuenta de resultados de las cooperativas, ya que los socios reciben participación en los beneficios. En los últimos tres años, los socios han percibido importantes incrementos de precios sobre lo contratado, llegando en algunos casos a 78 €/t adicionales. Estos buenos resultados en las cooperativas sugieren que también se han dado en la industria privada, aunque se han trasladado al productor.
La caída de los precios responde principalmente a un exceso de oferta en el mercado de concentrado de tomate. En 2024, la producción mundial aumentó aproximadamente un 10%, por la entrada de producto procedente de China. Este tomate, que presenta grandes diferencias en calidad y seguridad alimentaria respecto al europeo, se beneficia de ventajas productivas, laborales y medioambientales que dificultan la competitividad de los productores locales. Para 2025, todo indica que la producción será menor, lo que podría ayudar a reducir el exceso de oferta. Todo apunta a un año muy difícil para el productor, con un riesgo elevado que podría traducirse en abandono del cultivo».
