Juan Hernández Roldán (Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura): “Hemos pasado de 1.118 hectáreas en 2020 a tener casi 1.300 hectáreas en 2023 de pimiento para pimentón”

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Entrevista con
Juan Hernández Roldán
Presidente del Grupo de Trabajo de Pimiento para Pimentón de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura

¿Cuál ha sido en los últimos años la trayectoria del cultivo de pimiento para pimentón en las comarcas del norte de Cáceres?

Si obviamos la última campaña, que ha sido catastrófica por las condiciones meteorológicas, la trayectoria en los últimos años, en cuanto a la superficie cultivada, ha ido en aumento. Hemos pasado de una superficie de 1.118 hectáreas en 2020 a tener casi 1.300 hectáreas en 2023. La producción, sin embargo, aunque tiene unos rendimientos por hectárea inferiores a los de hace algunos años por los efectos del cambio climático, ha seguido una tendencia alcista, pasando de 3,2 millones de kilos en el año 2020 a casi 3,8 millones de kilos en 2022 y esta última cosecha de 2023 quizás lo hubiera superado, pero tuvimos una caída drástica de la producción por esa meteorología adversa registrada.

Tras el trasplante del cultivo, que tiene lugar en torno al mes de mayo, se registraron unas semanas de intensas lluvias que provocaron inundaciones en muchas parcelas, obligando a levantar el cultivo y, con ello, perder la cosecha. Y en las que no se levantó, la producción descendió por la aparición de enfermedades, fundamentalmente virosis.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector del pimentón de la Vera?

Los problemas que tiene el sector de pimento para pimentón son los comunes del sector agrícola, como la falta relevo generacional o el incremento de los costes de producción, además de los efectos del cambio climático que nos llevan a situaciones como la de la pasada campaña. Hay un problema que se repite y que además se incrementa cada año: la falta de mano de obra. La recolección del pimiento que se destina a pimentón que se realiza de forma manual y, aunque haya mano de obra, no es nunca suficiente porque la demanda se concentra en un periodo de tiempo muy corto. La Denominación de Origen Protegida Pimentón de la Vera, aglutinando al sector, ha iniciado un proyecto que apuesta por la mecanización de la recolección.  

El Pimentón de la Vera sigue siendo una de los productos extremeños con D.O. más conocidos. ¿Sigue habiendo mucha competencia desleal?

Lo que sí hay son unas características que hacen único al Pimentón de la Vera. Son principalmente: la utilización de variedades de pimiento autóctonas de la zona, que no se dan en otro sitio; y el ahumado en secaderos tradicionales, que le da un sabor, aroma y color únicos que sólo tiene el Pimentón de la Vera. Eso no lo tiene ningún otro pimentón del mundo.

Hay organizaciones y productores que aseguran que la rentabilidad del cultivo debería estar por encima de los 4/ 4,20 euros por kilo. ¿Es un cálculo realista actualmente?

No, puesto que esos cálculos no son actuales, ya que esta última campaña se ha pagado al agricultor 5 euros por kilo de pimento para pimentón, duplicando el precio que se pagaba hace unos años.

Y esto es porque todo el sector está haciendo un esfuerzo para mantener un producto que nos caracteriza tanto y nos da tanto valor. Para que el agricultor pueda continuar con este cultivo tan emblemático debe tener rentabilidad por su trabajo y las industrias han entendido esta situación, subiendo el precio que se paga al agricultor, que será mayor en el caso de ser socios de cooperativas, ya que ofrecemos el valor añadido de que los beneficios que se obtienen como empresa repercuten en sus agricultores socios.

¿Cuál es el peso del sector cooperativo en el sector?

Somos dos cooperativas dedicadas a este sector: Virgen de Argamasa y Unión de Productores de Pimentón. Pero más allá de los números, las cooperativas tienen un peso muy importante, porque somos sector productor y también transformador, ya que tenemos nuestras propias industrias, dentro de ese proceso continuo de mejora para ser más competitivos. Eso aporta un valor añadido al agricultor que es socio de una cooperativa y a todo el cultivo, porque la rentabilidad es aún mayor.

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