Pardina, Cayetana, Eva y Montúa, variedades de uva blanca con arraigo extremeño
Texto:
David Uriarte
Área de Agronomía de cultivos Leñosos y Hortícolas. Sección Viticultura de CICYTEX
Extremadura es la segunda región española en superficie de viñedo adquiriendo su cultivo una importancia socioeconómica notable y contribuyendo significativamente a la economía regional mediante la exportación de vinos de calidad que fortalecen la identidad de la región. Las características de clima y suelo de Extremadura son factores íntimamente ligados al carácter de la uva y el vino que aquí se produce y durante años, estas condiciones especiales, favorecieron la expansión de las variedades que mejor supieron combinar la tolerancia a las altas temperaturas y escasez de agua con los objetivos productivo y cualitativos de viticultores y bodegas extremeñas como son las variedades de uva blanca Pardina, Cayetana, Montúa y Eva.
Estas variedades de maduración lenta y tardía, presentan racimos y uvas de tamaño medio-grande que en el caso de Eva y Montúa las hace apreciadas además para su consumo como uva de mesa. Proporcionan rendimientos altos bajo niveles de estrés hídrico severo y temperaturas elevadas durante el verano, lo que es un claro ejemplo de su adaptación al medio, posibilitando un cultivo de bajos costes.
Tanto Pardina como Cayetana, presentan niveles productivos estables en el tiempo con rendimientos que en secano pueden superar las 10 t/ha, mientras que Montúa o Eva, son variedades más sensibles a la falta de cuajado en los racimos y aunque su nivel productivo es también elevado, las variaciones de rendimiento entre campañas resultan más notables.
Aunque la madurez de estas uvas suele presentar un elevado contenido en azucares, pH altos y una acidez suave, el perfil aromático de los vinos elaborados con estas variedades está sujeto a la diversidad de la topografía y los mesoclimas de las zonas vitícolas de la región como son Tierra de Barros, Matanegra, Ribera Alta, Ribera Baja, Montánchez o Cañamero, que diversifica la riqueza aromática de estas variedades destacando descriptores como peras verdes o anís en la variedad Pardina, flores blancas, cítricos y frutos tropicales en Cayetana y en Eva y Montúa, variedades muy próximas genéticamente, el pomelo y las manzanas. Los vinos embotellados de estas variedades, que aceptan de buen grado, ligeros “coupage” con otras variedades de acidez mas generosa, puede ser una alternativa interesante para el sector en esta región.
Cambio climático
En un contexto de cambio climático, donde las condiciones de cultivo pueden volverse más desafiantes, estas variedades autóctonas se presentan como una opción prometedora para mantener la calidad de los vinos de Extremadura. Con una adecuada gestión de la vegetación, que permita sombreamiento sobre los racimos, es posible evitar la combustión de ácido málico, lo que posibilita vendimias con un mayor grado de acidez.
Aunque el verdadero potencial de estas variedades se hace evidente en condiciones limitantes de agua, cuando se cultivan en secano, la posibilidad de aplicar riegos de apoyo, resulta ventajosos para disminuir los efectos negativos de las altas temperaturas sobre el rendimiento y la composición de la uva y debería contemplarse como una opción de gestión de los viñedos en combinación con prácticas sostenibles derivadas de los Eco regímenes de la PAC.
Por otro lado, la mejora del material existente mediante la selección de clones de estas variedades autóctonas que presenten mayor tolerancia al estrés hídrico y a las altas temperaturas, una mayor eficiencia en el uso del agua y nutrientes y un mayor equilibrio entre azúcar, acidez y compuestos aromáticos pueden, además de contribuir a la diversidad genética de “nuestras variedades”, mejorar la calidad y carácter distintivo de los vinos, incluso frente a condiciones cambiantes.
El Centro de investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) está comprometido con el estudio de las prácticas de manejo y selección clonal de estas variedades desde hace más de 15 años, reconociendo su importancia para la viticultura de Extremadura. Esta apuesta por la investigación y la innovación es esencial para garantizar que estas variedades autóctonas continúen presentes en un futuro incierto, y se mantengan como un elemento fundamental en la producción de vinos de calidad en Extremadura.

