El cultivo de pistacho mira a las 2.000 hectáreas en Extremadura

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Manual Casado, presidente de Propistaex

El cultivo de pistacho en Extremadura avanza como la característica principal de este singular árbol: más lento que su competidor (almendro) pero a paso más firme. Gracias a su adaptación al terreno y clima según las variedades elegidas, gran longevidad productiva y sobre todo a sus buenos precios en origen, más estables en los últimos años que los del almendro.

Según los datos de la Encuesta de Superficies del Ministerio de Agricultura, a finales del 2022 la región extremeña contaba con unas 1.870 hectáreas de pistacheras, que podrían superar las 2.000 en este año 2023. España contaba en 2022 con un total de más de 70.000 hectáreas de este cultivo, concentrado en su gran mayoría en Castilla-La Mancha, especialmente en Ciudad Real, Albacete y Toledo.

Hay que tener en cuenta que solo un tercio de las plantaciones de pistachos en España actuales están ya en periodo de producción, lo que demuestra la juventud del cultivo en España. En una década, cuando el total de las más de 70.000 hectáreas entren en producción, España se situará como el cuarto productor mundial de pistachos, un fruto seco muy dominado a nivel mundial por las producciones de Estados Unidos e Irán.

Propistaex
En Extremadura, el actor principal para la dinamización y expansión del cultivo del pistacho en la región ha sido la asociación de productores Propistaex, que agrupa ya a unos 130 socios de la región, algunos de Huelva, Sevilla y Toledo y parte de Portugal que suman más de 800 hectáreas de cultivo.

Su presidente, Manuel Casado, destaca el creciente interés de agricultores de otros sectores por el mismo y ofrece consejos prácticos para quien esté interesado. “Para un agricultor interesado en el cultivo del pistacho -asegura Casado- lo primero sería analizar el terreno del que se dispone en cuánto a parámetros físico-químicos de suelo y si va a ser secano o regadío para ver viabilidad. A partir de ahí, analizar la zona climática para elegir la variedad que más nos cuadra por condiciones climáticas (horas de frío, unidades de calor, % humedad relativa), porque en Extremadura desde el punto de vista climático es idóneo el cultivo pero si se elige bien la variedad acorde a la zona, sino es un desastre”.

Un camino que en solitario, ante la poca experiencia del cultivo en la región, resulta complicado a nivel agronómico y comercial. “En cuanto a la gestión en campo -asegura Manuel Casado– lo ideal es recurrir a los puntos de información ya conocidos en Extremadura como puede ser Propistaex o Extremeña de Pistachos para ver cómo tomar una referencia inicial del cultivo y ver los pasos a seguir los primeros años. Es muy importante disponer de esa información para llevar el cultivo a buen puerto y no cometer los fallos que muchos socios de Propistaex han cometido en sus inicios por no estar asesorados.

Precio en origen
El sector productor del pistacho ha decidido tomar las riendas del mercado a nivel de precios para no depender de las transformadoras privadas y de su gestión de los precios. Hay que tener en cuenta que el pistacho es un fruto que debe ser pelado y secado en menos de 48 horas desde su recolección para evitar la aparición de aflatoxinas, común en otros frutos como el higo seco. Hace cinco años solo existían ocho plantas para procesar la producción de pistacho española, lo que provocó fuertes tensiones a la baja en los precios del producto.

En poco tiempo se pasó de hablar de 9 euros por kilo en origen a precios incluso por debajo de los tres euros por kilo según variedades y llegaban finalmente entorno a los 5-6 euros kilo una vez finalizada la venta. Esta es una de las razones por las que desde Propistaex se lideró la creación de la cooperativa Extremeña de Pistachos como industria procesadora.

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