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Valencia del Ventoso busca una IGP para sus garbanzos con la vista en el envasado una marca conjunta

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El garbanzo fue durante muchas décadas tras la posguerra española una legumbre muy común en muchos pueblos extremeños, como clave para el autoconsumo de las familias en momentos de escasez. Un producto con grandes virtudes gastronómicas y saludables, que nunca ha dejado de estar presente en los hogares españoles pero cuyo cultivo se ha reducido drásticamente. Salvo en algunos municipios como el caso de Valencia del Ventoso, en la comarca de Zafra-Río Bodión en la provincia de Badajoz.

Desde hace mucho tiempo, el cultivo del garbanzo ha estado muy asentado en la zona, teniendo una gran fama por la calidad del producto. Se trata de un garbanzo harinoso, de piel muy fina y de sabor mantecoso, con gran contenido en almidón, y que goza de mucha fama en toda Extremadura.

Ahora, de la mano de la Cooperativa San Isidro de la localidad trabajan para conseguir una Indicación Geográfica Protegida (IGP) para el mismo para obtener un mayor valor de mercado y avanzar en una comercialización envasada conjunta del mismo. Esta campaña ha sido muy floja en cuanto a producción en la zona por la adversa climatología.

La Cooperativa San Isidro cuenta actualmente con unos 550 socios agricultores de olivar, la gran mayoría para aceituna para almazara, así como unos 60 de vinos, además de contar con secciones de fitosanitarios y de gasóleo. Y también con unos 50 productores de garbanzos que mantienen viva una de las señas de identidad del pueblo.

“El Ayuntamiento estaba muy interesado en potenciar el tema del garbanzo con sello de calidad- asegura José Antonio Gallardo, gerente de la Cooperativa San Isidro- e iniciamos los trámites para una IGP, ya que era más sencillo que una Denominación. Se contó con una ayuda de la Diputación de Badajoz. La Junta ya ha dado el visto bueno a la IGP y ahora tras su paso por el Ministerio falta la probación desde Bruselas que creemos puede tardar entre un ao y año y medio”.

Varios municipios
La futura IGP de Valencia del Ventoso no solo protegería la producción de garbanzo del municipio sino también la de otros tres cercanos como Fuente de Cantos, Medina de las Torres y Valverde de Burguillos. “Existe interés también en los otros pueblos cercanos donde también se producen garbanzos con sumarse a la IGP, ya hemos hablado con gente de Fuentes de Cantos y también con la cooperativa de Medina de las Torres”, asegura el gerente de la Cooperativa San Isidro.

El garbanzo que tradicionalmente se cultiva en Valencia del Ventoso es la variedad conocida como “Castellano”, aunque también otras variedades como la “Badil” o la muy conocida de “Pedrosillano” han demostrado una buena adaptación. La mayoría de las parcelas donde se cultivan con pequeñas, de entre dos y tres hectáreas, aunque también hay alguna de más de 30 hectáreas de extensión. La mecanización del cultivo -el 80% se recolecta ya con cosechadora- ha facilitado también una mayor rentabilidad, con precios medios por kilo en torno a los 2,5 kilos.

“El objetivo de la IGP -asegura José Antonio Gallardo– es conseguir un mayor valor añadido para el producto, con un mejor precio, bajo la marca registrada de “Garbanzos de Valencia del Ventoso”. Sería también una forma de proteger su reputación y calidad y evitar fraudes. E incluso llegar a la gran distribución”.

La Cooperativa San Isidro apuesta por liderar todo el proceso de recepción y comercialización de los garbanzos que cumplan con los requisitos que establezca la IPG en cuanto a variedades, calibres y calidades. Actualmente la comercialización del producto se realiza en la mayoría de las ocasiones por parte del propio productor directamente al menudeo o entre pequeños comercios de la zona.