Eduardo J. Fernández (APIS): “La calidad y seguridad alimentaria debe ser fundamental en nuestro mercado”

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Entrevista con
Eduardo J. Fernández
Director General de Carnes y Vegetales S.L. (APIS)

Eduardo J. Fernández acumula una dilatada experiencia en el mundo cooperativo y empresarial agroalimentario, tras ser primero director técnico de Tomates del Guadiana durante muchos años y después asumir la dirección general de Carnes y Vegetales S.L. La empresa, con sede social en Mérida, se ha convertido tras décadas de actividad en una de las empresas agroalimentarias más conocidas y valoradas de España. Y que atesora dos marcas históricas: APIS y Fruco.

Una de las principales señas de identidad de la empresa es su vinculación cooperativa en la actualidad, con más de 2.500 cooperativistas que forman parte de ella y son claves en la trazabilidad total del producto que elabora la compañía. Desde la siembra del tomate al envasado final.

Actualmente, Carnes y Vegetales S.L. dispone de su planta en Montijo, especializada en la transformación del tomate, inmediatamente tras ser recolectado, lo que permite mantener y conservar todas sus características naturales y propiedades saludables. Y de su planta de Mérida, una de las más innovadoras y de mayor capacidad productiva de Europa en conservas cárnicas (más de 7 millones de kg anuales), con productos muy emblemáticos como su magro de cerdo, callos o patés. Con una oferta destacada también para canal Horeca y “Foodservice”.

¿Cómo ha sido el año 2024 para la compañía?

Ha sido en general un buen año, donde hemos continuado con mejoras operativas importantes que tienen una relación directa con la calidad del producto final, y que nos permiten un ahorro de costes. En el caso del tomate, se trata de un producto de ciclos, donde se ha pasado de una escasez de producto a una sobreoferta. Lo importante de cara al 2025 es seguir en la senda de la responsabilidad social y la calidad y seguridad alimentaria que demandan cada vez más los clientes. Nosotros apostamos 100% por la producción integrada, y por un producto local, cercano con total garantía de origen. Para seguir siendo competitivos, resultan claves los costes energéticos y logísticos.

El sector del tomate se enfrenta cada vez más a una competencia desleal de terceros países, especialmente China. ¿Qué se puede hacer?

Se está produciendo en los últimos años un aumento significativo de importación de tomate semielaborado de terceros países, del que el consumidor europeo desconoce su origen. Los criterios con los que se elaboran esos productos no son los mismos ni mucho menos que los que se utilizan en las Vegas del Guadiana por ejemplo. Los últimos dos años el precio del tomate semielaborado en la UE ha estado alto. En este tiempo hemos visto cómo aumentaba mucho la producción en zonas de China con serios problemas sociales y étnicos, lo que ha sido denunciado incluso en la BBC. La Distribución debería ser sensible a estas situaciones y reafirmar su compromiso en que las cosas se hagan bien. En una categoría como la del tomate que ya de por sí es barata, si alguien vende aún más barato habría que preguntarse cómo lo consigue.  

¿En qué momento se encuentra la estrategia exportadora de la empresa?

Hemos conseguido demostrar que no solo los italianos pueden exportar sus productos de tomate. Con origen España, hemos logrado nuestros objetivos de exportación, con más clientes y mercados, y más diversificados. El volumen clave es en países de la UE pero también exportamos a terceros países. En el 2025 queremos consolidar lo que hemos conseguido en el mercado exterior.

Las grandes empresas agroalimentarias como la vuestra se enfrentan al reto de las nuevas tendencias de consumo y a una Gran Distribución más concentrada. ¿Qué desafíos supone? 

Hay que adaptarse a las nuevas realidades del hogar, con unidades familiares más pequeñas, y nuevos hábitos de consumo, en los que desgraciadamente nos estamos alejando de la Dieta Mediterránea. Ocurre que en la gran distribución la diversidad de producto en los lineales se ha reducido, como si eligieran lo que debe comer el cliente final. Al igual que ocurre con el peso de la marca blanca. Hace falta una comunicación más intensa para que el cliente final pueda y sepa elegir y valorar lo que consume.

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